miércoles, agosto 13, 2025

Ils Ont Essayé De Semer En Moi La Haine



En mémoire de Jesús Emilio Moreno, mon père.



Ils ont essayé de semer en moi la haine. Ils y persistent encore. Je n'ai pas besoin de ma mémoire pour éprouver le manque de mon père. Ils l'ont assassiné dans le salon de sa maison, où la porte ouverte sur la rue, à midi, laissait place à la dernière intrigue dont il serait la vedette.


D'autres, peut-être les mêmes, prennent d'assaut mon corps avec ses perquisitions, je ne sais pas ce qu'ils cherchent dans mes parties génitales. Ils sont venus chez moi en criant et en frappant à la porte à coups de pied. À l'intérieur, ils donnent des ordres et se prennent pour des seigneurs là où ils savent qu'il n'y a pas de rois. Ce n'est pas pour rien qu'on a vu des serviteurs sur des chevaux et des princes marchant comme des serviteurs sur la terre, mais la terre entière ?


Ils construisent des murailles à l'angle de ma maison et avec toute sorte de clôtures ils veulent délimiter mon désir. Même ces canailles composent de la musique. Regarde-les, regarde-les comme ils se cachent entre les lignes. Tu les as vus ? Ils te disent que tu ne peux pas, que le mieux que tu puisses faire est de profiter du moment présent et ils te disent comment et où l'acheter. Que tu ne peux pas rêver de trouver un sens, que tu ne peux rien faire pour guérir la faim ou la douleur, et que les morts de chaque jour sont nécessaires ou inévitables. Maîtres de l'impuissance, ils peuvent tout faire. Je pensais les avoir vus, mais ils sont partout et nulle part. Ils obéissent à des courants qui suivent aussi les nuages et qui font station dans chaque maison, pas toujours par assaut, des subtils courants.


Nous allons nous émanciper, je l'espère. Moi-même, je me secoue et toute la fumée noire, toute la rage, je la dissous dans la lumière ou dans le vide. En attendant, les grandes structures continuent à grandir, à écraser. Ils essaient de semer en moi la haine, ils y persistent.


J'invoque la grêle. Elle arrive. Je la sens dans l'air.














Mauricio Alejandro Moreno


Traduit de l'espagnol par l'auteur, corrections de Pascale Moutte-Baur




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Enlace a la versión original de Ils Ont Essayé De Semer En Moi La Haine:

Intentaron Sembrar En Mí El Odio





sábado, agosto 02, 2025

Solitario Invencible



Resbalando
Como canasta de amarguras
Con mucho silencio y mucha luz
Dormido de hielos
Te vas y vuelves a ti mismo
Te ríes de tu propio sueño
Pero suspiras poemas temblorosos
Y te convences de alguna esperanza


La ausencia el hambre de callar
De no emitir más tantas hipótesis
De cerrar las heridas habladoras
Te da una ansia especial
Como de nieve y fuego
Quieres volver los ojos a la vida
Tragarte el universo entero
Esos campos de estrellas
Se te van de la mano después de la catástrofe
Cuando el perfume de los claveles
Gira en torno de su eje











Vicente Huidobro


miércoles, julio 30, 2025

Contra El Yo



Escribo en contra del yo, aunque se cante así misma mi canción
No es más que una confesión, soy viudo de ambición
Mi verso nace libre, pues confío en mi intuición
Ya no ansío la ovación, solo aspiro a la emoción


Ya no hay duda alguna, agradecido de estar vivo
A nadie envidio, soy consciente de mi fortuna
Porque tengo el amor y porque tengo la escritura
En la que tengo este don de hacer volar con la pluma


La luna suspendida en lo alto como una campana
Mary duerme y es luciérnaga en la noche, mi ventana
Todo este tiempo estuve afinando mi corazón
Para poder entonar para ti ahora, la gran canción


Si dices que mi verso está marcado por lo eterno
Digo: "Tú también, pues infinito es nuestro encuentro"
Estamos todos juntos dentro de este mismo barco
Amiga mía, el universo es un puerto naufragando


Y aunque soy completamente consciente de este naufragio
Vivo ya sin miedo, porqué la vida es un milagro
Increíble como el arte me permite ver más hondo
Y como ofrenda traigo a la superficie lo que hay en el fondo


¿Qué es este estertor tortuoso?
¿Está prisa que todo lo vuelve borroso?
Poco a poco, la vida nos va agriando la saliva
Y en su ida nos oxida con su patina, los ojos


¿La liberación o el yugo?
Nos habita la contradicción, somos la gula y el ayuno
Lo prohibido nos incita, excita con pasión indómita
El deseo por la incógnita y tras el coito, la cuita


¿Otra vez mis manos manchadas de tinta?
Qué extraña la vida, siempre igual y siempre distinta
Nacimiento y muerte son uno
Como el espectáculo del crepúsculo: ósculo de la luz con lo oscuro


Eres el sol, la luna, eres Jesús, eres Buda
Eres tu madre, alguien, todo, nadie
Todo va deprisa el tiempo se desliza
Nada cristaliza, la muerte y el amor son insobornables


El tiempo nos persigue huyendo
Pero es un tiempo mundanal
El transcurso universal no tiene tiempo
Estoy de paso por lo eterno
Viviendo sin envidiar lo que otros tienen y sin miedo a perder lo que tengo


Odio y egoísmo nacen de un corazón vacío
Un ser verdaderamente pleno vive agradecido
Hoy solo me hace feliz, hacer feliz a los míos
Y es que solo así, la felicidad cobra sentido


Son izquierdas mis dos manos
Pero tengo la palabra y con ella el milagro
De lograr ganarme el pan con el alma
Aunque ahora todo cuanto mendigo es para ofrendar
Pues ya sé que se pierde aquello que no se da


Algunos pasan persiguiendo la riqueza tanto tiempo
Que cuando por fin son ricos, se los lleva el viento
¿Así qué quién es el que está en lo cierto?
¿Quién desea lo que ya es suyo, o quién vive persiguiendo?


Vivamos al revés, no ante cada instante como si fuera el último
Sino como si fuera la primera vez
Con el asombro del niño y la serena vejez
Sin ambición, sin prisa, sin odio, sin miedo, sin juez


Ahora presencio el silencioso descenso del sol
Sobre el inmerso y terso lienzo, adieso pienso: ¿quién soy?
Yo solo soy un soñador, un mudo cantante
Yo no sé cantar, pero puedo hacer que las cosas canten


Aunque no sé si es un don o es una enfermedad esta sensibilidad
Llorar es lavarse el alma en realidad
El estro es tan fugaz, hay que disparar para atraparlo
Y tras mis párpados, encuentro la paz, come de mi mano


No sé si mi rima ayuda, que esa duda tuya huya
Pero escucha: El amor siempre vence sin lucha
Como tú y yo, dos amantes fervientes
Cruzando de la mano la existencia como un río sin puentes


Arriba el símbolo, Sirio en su ígneo giro
Abajo el himno, el silbo del mirlo en el mirto
Y en mitad nosotros, conscientes de este delirio
Testigos de un destino previsto y desconocido


Y si la muerte se me lleva, sin aviso antes de tiempo
Que quede constancia aquí, de que fui un hombre pleno
Que abrí el regalo de vivir y encontré todo dentro
Y que escribir, no fue más que mi forma de agradecerlo


Así que, de mi cuerpo frío, amor mío, haz polvo fino
Si me voy primero y rozar tus pies en el camino
Ayer busqué la inspiración en el dolor y me hice daño
Y cuando el corazón vence al ego, el necio se convierte en sabio


Y el sabio está concentrado en lo trascendente
El necio distraído en el ruido del vulgo
Por eso, al final el necio tatúa en la piel de la serpiente
Mientras que el sabio tatúa en el alma del mundo


Algunos hoy me miran como a un loco por que soy feliz
La belleza no estaba en el paisaje, la belleza está en mí
No soy lo que tengo, por fortuna tengo lo que soy
Al fin me he vencido y hoy soy más fuerte que yo














Rafael Lechowsky





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Enlace a la versión musicalizada de Contra El Yo en la voz de Rafael Lechowsky:



Contra El Yo






sábado, junio 07, 2025

Lo Que Esperamos



Tardará, tardará.


Ya sé que todavía
los émbolos,
la usura,
el sudor,
las bobinas,
seguirán produciendo
al por mayor,
en serie,
iniquidad,
ayuno,
rencor,
desesperanza,
para que las lombrices con huecos portasenos,
las vacas de embajada,
los viejos paquidermos de esfínteres crinudos,
se sacien de adulterios,
de hastío,
de diamantes,
de caviar,
de remedios.


Ya sé que todavía pasarán muchos años
para que estos crustáceos
del asfalto
y la mugre
se limpien la cabeza,
se alejen de la envidia,
no idolatren la saña,
no adoren la impostura,
y abandonen su costra
de opresión,
de ceguera,
de mezquindad,
de bosta.


Pero, quizás, un día,
antes de que la tierra se canse de atraernos
y brindarnos su seno,
el cerebro les sirva para sentirse humanos,
ser hombres,
ser mujeres,
-no cajas de caudales,
ni perchas desoladas-,
someter a las ruedas,
impedir que nos maten,
comprobar que la vida se arranca y despedaza
los chalecos de fuerza de todos los sistemas;
y descubrir, de nuevo, que todas las riquezas
se encuentran en nosotros y no bajo la tierra.


Y entonces...
¡Ah!, ese día
abriremos los brazos
sin temer que el instinto nos muerda los garrones,
ni recelar de todo,
hasta de nuestra sombra;
y seremos capaces de acercarnos al pasto,
a la noche,
a los ríos,
sin rubor,
mansamente,
con las pupilas claras,
con las manos tranquilas;
y usaremos palabras sustanciosas,
auténticas;
no como esos vocablos erizados de inquina
que baben las hienas al instarnos al odio,
ni aquellos que se asfixian
en estrofas de almíbar
y fustigada clara de huevo corrompido;
sino palabras simples,
de arroyo,
de raíces,
que en vez de separarnos
nos acerquen un poco;
o mejor todavía
guardaremos silencio
para tomar el pulso a todo lo que existe
y vivir el milagro de cuanto nos rodea,
mientras alguien nos diga,
con una voz de roble,
lo que desde hace siglos
esperamos en vano.











Edgar Degas : L'attente







Oliverio Girondo