Gaitas lejanas la noche
nos ha metido en el alma.
¿Vienen sus voces de adentro
o de allá de la distancia?
—De adentro y de la distancia,
¡porque aquí entre nosotros
cada cual lleva su gaita
en los repliegues del alma!
—Compadre José Morillo,
no toque más su guitarra:
¡oigamos mejor las gaitas
que nos cuentan su nostalgia!
—¡Llenen mi copa de ron,
de ron blanco como el agua!
¡Yo quiero sentir lo mismo
que sintieron mis abuelos
cuando escuchaban las gaitas,
colmando sus noches hondas
con aguardiente de caña!
—En este camino largo,
lleno de sombra y distancia,
sobre la tierra sentado
voy a escuchar mi gaita.
—Y aquellos que no comprenden
la voz que suena en sus almas
y apagan sus propios ecos
con las músicas extrañas,
que se sienten en la tierra
para que escuchen lo dulce
que han de sonar sus gaitas.
Cuando la estrella del alba
nos venga a bañar el rostro
y ya nos inunde a todos
fresca luz de la mañana,
compadre José Morillo:
¡entonces serán más puras
las voces de nuestras gaitas!