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sábado, febrero 22, 2020

Avant La Haine


Baiser je suis, ombre avec ombre
Baiser, douleur avec douleur,
d'être tombé amoureux,
cœur sans cœur,
des choses, de l'haleine
sans ombre de la Création.
Soif avec l'eau dans la distance,
mais soif tout autour.

Cœur dans une coupe
d'où je le bois, moi,
et personne ne le boit,
personne ne connaît son goût.
Haine, vie : toute cette haine
seulement par amour !

Il m'est impossible de te caresser
avec les mains que m'a données
le feu que je désire le plus,
l'envie d'une plus grande ardeur.
Plusieurs ailes, plusieurs vols
s'abattent en elles aujourd'hui,
fers qui enserrent les veines
et les mordent avec rancune.
Par amour, vie, abattu,
oiseau sans rémission.
Seulement par amour haï.
Seulement par amour.

Amour, ta voûte au-dessus
et moi toujours en dessous, amour,
sans autre lumière que cette avidité,
sans autre illumination.
Regarde-moi ici enchaîné,
craché, sans chaleur,
aux pieds de la ténèbre
la plus subite, la plus féroce,
mangeant le pain et le couteau,
seulement par amour.

Tout ce que signifie
hirondelles, ascension,
clarté, largeur, air,
espace volontaire, soleil,
horizon haletant,
enseveli dans un coin.
Espoir, mer, désert,
sang, mont errant :
libertés de mon âme
retentissantes de passion,
défilant sur mon corps,
où elles ne s'attardent pas, non,
mais par où elles se déploient,
seulement par amour.

Parce que dans la triste
guirlande du chaînon,
malgré le goût du geôlier,
permanent, et la saveur du poteau,
et du précipice qui guette,
grand, joyeux, libre, libre,
seulement par amour.

Non, il n'y a pas de prison pour l'homme.
Ils ne pourront pas m'attacher, non.
Ce monde plein de chaînes
m'est petit et étranger.
Qui enferme une sourire ?
Qui emmure une voix?
Au loin toi, plus seule
que la mort, que la solitude et moi.
Au loin toi, tu sens
dans tes bras ma prison : 
dans tes bras où bat
la liberté de nous deux.
Libre je suis. Sens-moi libre.
Seulement par amour.

















Miguel Hernández

Traduction de Sara Solivella Et Philippe Leignel


Antes Del Odio


Beso soy, sombra con sombra.
Beso, dolor con dolor,
por haberme enamorado,
corazón sin corazón,
de las cosas, del aliento
sin sombra de la creación.
Sed con agua en la distancia,
pero sed alrededor.

Corazón en una copa
donde me lo bebo yo
y no se lo bebe nadie,
nadie sabe su sabor.
Odio, vida: ¡cuánto odio
sólo por amor!

No es posible acariciarte
con las manos que me dio
el fuego de más deseo,
el ansia de más ardor.
Varias alas, varios vuelos
abaten en ellas hoy
hierros que cercan las venas
y las muerden con rencor.
Por amor, vida, abatido,
pájaro sin remisión.
Sólo por amor odiado,
sólo por amor.

Amor, tu bóveda arriba
y yo abajo siempre, amor,
sin otra luz que estas ansias,
sin otra iluminación.
Mírame aquí encadenado,
escupido, sin calor,
a los pies de la tiniebla
más súbita, más feroz,
comiendo pan y cuchillo
como buen trabajador
y a veces cuchillo sólo,
sólo por amor.

Todo lo que significa
golondrinas, ascensión,
claridad, anchura, aire,
decidido espacio, sol,
horizonte aleteante,
sepultado en un rincón.
Esperanza, mar, desierto,
sangre, monte rodador:
libertades de mi alma
clamorosas de pasión,
desfilando por mi cuerpo,
donde no se quedan, no,
pero donde se despliegan,
sólo por amor.

Porque dentro de la triste
guirnalda del eslabón,
del sabor a carcelero
constante, y a paredón,
y a precipicio en acecho,
alto, alegre, libre soy.
Alto, alegre, libre, libre,
sólo por amor.

No, no hay cárcel para el hombre.
No podrán atarme, no.
Este mundo de cadenas
me es pequeño y exterior.
¿Quién encierra una sonrisa?
¿Quién amuralla una voz?
A lo lejos tú, más sola
que la muerte, la una y yo.
A lo lejos tú, sintiendo
en tus brazos mi prisión,
en tus brazos donde late
la libertad de los dos.
Libre soy. Siénteme libre.
Sólo por amor.














Miguel Hernández


miércoles, febrero 12, 2020

Imagen De Tu Huella


Mis ojos, sin tus ojos, no son ojos,

que son dos hormigueros solitarios,
y son mis manos sin las tuyas varios
intratables espinos a manojos..

No me encuentro los labios sin tus rojos,
que me llenan de dulces campanarios,
sin ti mis pensamientos son calvarios
criando nardos y agostando hinojos.

No sé qué es de mi oreja sin tu acento,
ni hacia qué polo yerro sin tu estrella,
y mi voz sin tu trato se afemina.

Los olores persigo de tu viento
y la olvidada imagen de tu huella,
que en ti principia, amor, y en mí termina.












Por: Vagelis Poulis











Miguel Hernández


domingo, junio 30, 2019

Llamo A Los Poetas


Entre todos vosotros, con Vicente Aleixandre
y con Pablo Neruda tomo silla en la tierra:
tal vez porque he sentido su corazón cercano
cerca de mí, casi rozando el mío.

Con ellos me he sentido más arraigado y hondo,
y además menos solo. Ya vosotros sabéis
lo solo que yo voy, por qué voy yo tan solo.
Andando voy, tan solos yo y mi sombra.

Alberti, Altolaguirre, Cernuda, Prados, Garfias,
Machado, Juan Ramón, León Felipe, Aparicio,
Oliver, Plaja, hablemos de aquello a que aspiramos:
por lo que enloquecemos lentamente.

Hablemos del trabajo, del amor sobre todo,
donde la telaraña y el alacrán no habitan.
Hoy quiero abandonarme tratando con vosotros
de la buena semilla de la tierra.

Dejemos el museo, la biblioteca, el aula
sin emoción, sin tierra, glacial, para otro tiempo.
Ya sé que en esos sitios tiritará mañana
mi corazón helado en varios tomos.

Quitémonos el pavo real y suficiente,
la palabra con toga, la pantera de acechos.
Vamos a hablar del día, de la emoción del día.
Abandonemos la solemnidad.

Así: sin esa barba postiza, ni esa cita
que la insolencia pone bajo nuestra nariz,
hablaremos unidos, comprendidos, sentados,
de las cosas del mundo frente al hombre.
Así descenderemos de nuestro pedestal,
de nuestra pobre estatua. Y a cantar entraremos
a una bodega, a un pecho, o al fondo de la tierra,
sin el brillo del lente polvoriento.

Ahí está Federico: sentémonos al pie
de su herida, debajo del chorro asesinado,
que quiero contener como si fuera mío,
y salta, y no se acalla entre las fuentes.

Siempre fuimos nosotros sembradores de sangre.
Por eso nos sentimos semejantes del trigo.
No reposamos nunca, y eso es lo que hace el sol,
y la familia del enamorado.

Siendo de esa familia, somos la sal del aire.
Tan sensibles al clima como la misma sal,
una racha de otoño nos deja moribundos
sobre la huella de los sepultados.

Eso sí: somos algo. Nuestros cinco sentidos
en todo arraigan, piden posesión y locura.
Agredimos al tiempo con la feliz cigarra,
con el terrestre sueño que alentamos.

Hablemos, Federico, Vicente, Pablo, Antonio,
Luis, Juan Ramón, Emilio, Manolo, Rafael,
Arturo, Pedro, Juan, Antonio, León Felipe.
Hablemos sobre el vino y la cosecha.

Si queréis, nadaremos antes en esa alberca,
en ese mar que anhela transparentar los cuerpos.
Veré si hablamos luego con la verdad del agua,
que aclara el labio de los que han mentido.



















Miguel Hernández


Te me mueres de casta y de sencilla...


Te me mueres de casta y de sencilla:
estoy convicto, amor, estoy confeso
de que, raptor intrépido de un beso,
yo te libé la flor de la mejilla.

Yo te libé la flor de la mejilla,
y desde aquella gloria, aquel suceso,
tu mejilla, de escrúpulo y de peso,
se te cae deshojada y amarilla.

El fantasma del beso delincuente
el pómulo te tiene perseguido,
cada vez más potente, negro y grande.

Y sin dormir estás, celosamente,
vigilando mi boca ¡con qué cuido!
para que no se vicie y se desmande.











"La Maja Vestida" & "Francisco de Goya" & "Pabellón de Palabras"










Miguel Hernández






Imagen: La Maja Vestida, Francisco de Goya


Tengo estos huesos hechos a las penas...


Tengo estos huesos hechos a las penas
y a las cavilaciones estas sienes:
pena que vas, cavilación que vienes
como el mar de la playa a las arenas.

Como el mar de la playa a las arenas,
voy en este naufragio de vaivenes
por una noche oscura de sartenes
redondas, pobres, tristes y morenas.

Nadie me salvará de este naufragio
si no es tu amor, la tabla que procuro,
si no es tu voz, el norte que pretendo.

Eludiendo por eso el mal presagio
de que ni en ti siquiera habré seguro,
voy entre pena y pena sonriendo.






"Dos Viejos Comiendo Sopa" & " Francisco de Goya" & "Pabellón de Palabras"









Miguel Hernández







Imagen: Dos Viejos Comiendo Sopa, Francisco de Goya

domingo, noviembre 11, 2018

Vol


Seul celui qui aime vole. Mais qui aime au point
d'être comme l'oiseau le plus léger et le plus fugitif ?
S'enfonçant va cette haine qui règne sur tout ce qui

voudrait remonter par lui-même directement en vie.

Aimer... Mais qui aime ? Voler... Mais qui vole ?
Je conquerrai le bleu avide de plumage,
mais l'amour, toujours en bas, se désole
de ne pas trouver le ailes qu'un certain courage donne.

Un être ardent, clair en désirs, ailé,
voulut monter, avoir la liberté pour nid.
Il voulut oublier que l'homme s'en éloigne enchaîné.
Où il manquait des plumes, il mit courage et oubli.

Il allait si haut parfois, que resplendissaient
sur sa peau le ciel, sous sa peau l'oiseau.
Être qui te confondis un jour avec une alouette,
tu t'abattis un autre jour comme la grave grêle.

Tu sais déjà que les vies des autres sont des dalles
avec lesquelles t'emmurer : des prisons avec lesquelles avaler la tienne.
Passe, vie, entre les corps, entre les superbes grilles.
À travers les grilles, que le sang libre afflue.

Triste instrument joyeux de se vêtir ;
tuyau qui nos force à convoiter et à respirer le feu.
Épée dévorée par un usage constant.
Corps dans l'horizon fermé duquel je me déploie.

Tu ne voleras pas. Tu ne peux pas voler, corps qui erres
à travers ces galeries où l'air est mon nœud.
Plus tu te débats pour monter, plus tu fais naufrage.
Tu ne hurleras pas. Le champ continue désert et muet.

Les bras ne battent pas des ailes. Ils sont à peine une queue
que le cœur voudrait lancer au firmament.
Le sang s'attriste à force de se débattre seul.
Les yeux deviennent tristes à force de méconnaître.

Chaque ville, endormie, se réveille folle, exhale
un silence de prison, de songe qui brûle et pleut
comme un élytre enroué de ne pas pouvoir être aile.
L'homme gît. Le ciel s'élève. L'air bouge.















Miguel Hernández

Traduction de Sara Solivella et Philippe Leigne


martes, octubre 23, 2018

Le soleil et la lune demandent...


Le soleil et la lune demandent
que jamais nous ne nous séparions.
Jamais. Mais le temps...

Et de quoi le temps est-il fait
si ce n'est de soleils et de lunes?

Mais le temps... Jamais.
















Miguel Hernández


Traduction de Sara Solivella Et Philippe Leignel


El sol y la luna quieren...


El sol y la luna quieren
que nunca nos separemos.
Nunca. Pero el tiempo...

¿Y de qué está el tiempo hecho
si no de soles y lunas?

Pero el tiempo... Nunca.













Miguel Hernández


sábado, octubre 20, 2018

L'Ombre Éternelle


Moi qui croyais que la lumière était mienne
précipité dans l'ombre je me vois.
Braise solaire, joie sidérale,
ignée d'écume, de lumière, de désir.

Sang léger, rond, grenade:
dur désir sans profil ni pénombre.
Dehors, la lumière dans la lumière ensevelie.
Je sens qu'il n'y a que l'ombre qui m'éclaire.

Seulement l'ombre. Sans trace. Sans ciel.
Êtres. Volumes. Corps tangibles
dans l'air qui n'a pas d'envol,
dans l'arbre des impossibles.

Froncements carminés, passions en deuil.
Dents assoiffées d'être rouges.
Obscurité de la rancune absolue.
Corps semblables à des puits aveuglés.

Manque l'espace. Le rire s'est effondré.
Il n'est plus possible de s'élancer au plus haut.
Le cœur veut être au plus vite
la force qui écarte l'étroite noirceur.

Chair sans nord qui va par vagues
vers la nuit sinistre, vaine.
Quel est le rayon de soleil qui l'envahisse?
Je cherche. Je ne trouve même pas des vestiges du jour.

Seulement l'éclat des poings fermés,
clarté des dents qui guettent.
Dents et poings de tous les côtes.
Plus que les mains, les monts s'étreignent.

Trouble est la lutte sans soif de demain.
Quelle distance de battements opaques!
Je suis une prison avec une fenêtre
devant une grande solitude de rugissements.

Je suis une fenêtre ouverte qui écoute,
par où voir ténébreuse la vie.
Mais il y a un rayon de soleil dans la lutte
qui laisse à jamais l'ombre vaincue.






Tableau de Odd Nerdrum








Miguel Hernández

Traduction de Sara Solivella Et Philippe Leignel




Eterna Sombra


Yo que creí que la luz era mía
precipitado en la sombra me veo.
Ascua solar, sideral alegría
ígnea de espuma, de luz, de deseo.

Sangre ligera, redonda, granada:
raudo anhelar sin perfil ni penumbra.
Fuera, la luz en la luz sepultada.
Siento que sólo la sombra me alumbra.

Sólo la sombra. Sin astro. Sin cielo.
Seres. Volúmenes. Cuerpos tangibles
dentro del aire que no tiene vuelo,
dentro del árbol de los imposibles.

Cárdenos ceños, pasiones de luto.
Dientes sedientos de ser colorados.
Oscuridad del rencor absoluto.
Cuerpos lo mismo que pozos cegados.

Falta el espacio. Se ha hundido la risa.
Ya no es posible lanzarse a la altura.
El corazón quiere ser más de prisa
fuerza que ensancha la estrecha negrura.


Carne sin norte que va en oleada
hacia la noche siniestra, baldía.
¿Quién es el rayo de sol que la invada?
Busco. No encuentro ni rastro del día.

Sólo el fulgor de los puños cerrados,
el resplandor de los dientes que acechan.
Dientes y puños de todos los lados.
Más que las manos, los montes se estrechan.



Turbia es la lucha sin sed de mañana.
¡Qué 
lejanía de opacos latidos!
Soy una cárcel con una ventana
ante una gran soledad de rugidos.

Soy una abierta ventana que escucha.
por donde va tenebrosa la vida.
Pero hay un rayo de sol en la lucha
que siempre deja la sombra vencida.








Pintura de Odd Nerdrum







Miguel Hernández



viernes, abril 27, 2018

L'amour montait entre nous...


L'amour montait entre nous
comme la lune entre les deux palmiers
qui ne se sont jamais enlacés.

L'intime murmure des deux corps
vers la rumeur ramena une houle,
mais la voix raque fut torturée,
furent pétrifiées les lèvres.

La soif d'étreindre remua la chair,
élucida les os enflammés,
mais les bras en voulant se tendre
moururent dans les bras.

L'amour passa, la lune aussi, entre nous
et dévora les corps solitaires.
Et nous sommes deux fantômes qui se cherchent
et se retrouvent au loin.






Camille-Félix Bellanger: Daphnis and Chloe




Miguel Hernández

Traduction de Sara Solivella Et Philippe Leignel

jueves, abril 26, 2018

Mon Sang Est Un Chemin


Il me pousse à coups de marteau et à coups de dents,

me retire avec des mugissements et des cordes
du cœur, du fond, des origines,
me cloue dans la gorge de doux crochets,
oursin entre mes doigts et mes yeux,
affole mes ongles et mes paupières,
entoure mes paroles et mon alcôve
de fours et de forges,
il altère la direction de ma langue,
et en semant de cire son chemin
fait qu'elle tombe gauche et fendue.

Femme, regarde un sang,
regarde une blouse de safran en rut,
regarde une cape liquide ceignant mes os
comme d'énormes serpents qui m'oppressent,
transportant l'angoisse à travers mes veines.

Regarde une fontaine dressée d'amoureux colliers
et de sonnailles à la voix orgueilleuse
tremblant d'impatience pour envahir ton cou,
un jugement féroce, une sentence,
une exigence, une douleur, une rivière
qui, pour se manifester se heurte aux pierres,
et ils pendent pour toujours à mes
reliquaires à la chair écorchée.

Regarde-le avec ses chevreaux et ses taureaux 
suicidaires
cornant les sonnaillers et les montagnes,
se rompant les cornes à grands coups,
se mordant les oreilles de rage,
cherchant de plein gré la mort du front à la queue.

Manipulant et exposant mon sang
à des révolutions de charbon et de boue
agglomérées jusqu'à devenir coeur,
outils de mort, foudres, haches,
et précipices d'écume sans appui,
je ne demande qu'un corps à souiller.

Charge-toi, charge-toi une

d'un troupeau de scorpions
jalousement amoureux,
d'un châtiment infini qui m'accoucha et m'angoisse,
comme un salaire journalier payé en triste plomb.

La porte de mon sang se situe au coin

de la hache et de la pierre,
mais en toi se trouve l'entrée irrémédiable.

J'ai besoin de répandre ce règne impérieux,

prolonger mes pères jusqu'à l'éternité,
et je tends vers toi un pont aux arches de coeurs
qui déjà se sont corrompus et qui battent encore.

Ne me mets pas d'obstacles, parce que je dois sauver,

ne me sème pas de prisons,
les serrures ni les ciments ne suffisent,
non, à enchaîner mon sang fait de goudron enflammé
capable de réveiller la fièvre dans la neige.

Ah, comme j'ai envie de t'aimer contre un arbre!

Ah, quel désir de te battre comme le blé dans son aire!
Ah, quelle douleur de te voir de dos
et de ne pas voir ton dos au dos du monde!

Mon sang est un chemin devant le crépuscule

de boue passionnée et de flaques vaporeuses
qui doit finir dans tes entrailles,
un dépôt magique d'anneaux
qui s'ajuste à ton sang
un semis de lunes éclipsées
qui doivent faire grossir leurs calebasses du dedans,
noyées dans un vin vieux blanchi sur les lèvres,
au pied de ta taille enfin sonore.

Garde-moi de ses ombres qui croassent leur fatalité

tournant autour de moi à coups de bec,
tournesols de corbeaux orageux.
Ne me permets pas d'aller de sang en sang

comme une balle perdue,
ne me laisse pas tonner seul et tendu.

Poudre vénéneuse répandue,

ornée par les yeux de tristes pyrotechnies,
nid d'abeilles horriblement criblé
avec un tout petit rayon souffrant dans chaque pore,
meute phosphorescente de tarentules qui guettent,
ne me permets pas de l'être. Veille, veille
mon sourire désespéré,
où je mords le fiel par ses racines,
parcouru par les pluvieuses peines.
Reçois ce destin assoiffée de ta bouche
que j'ai hérité pour toi d'un si grand père.










Miguel Hernández

Traduction de Sara Solivella Et Philippe Leignel



miércoles, abril 25, 2018

Mi Sangre Es Un Camino


Me empuja a martillazos y a mordiscos,
me tira con bramidos y cordeles
del corazón, del pie, de los orígenes,
me clava en la garganta garfios dulces,
erizo entre mis dedos y mis ojos,
enloquece mis uñas y mis párpados,
rodea mis palabras y mi alcoba
de hornos y herrerías,
la dirección altera de mi lengua,
y sembrando de cera su camino
hace que caiga torpe y derretida.

Mujer, mira una sangre,
mira una blusa de azafrán en celo,
mira un capote líquido ciñéndose en mis huesos
como descomunales serpientes que me oprimen
acarreando angustia por mis venas.

Mira una fuente alzada de amorosos collares
y cencerros de voz atribulada
temblando de impaciencia por ocupar tu cuello,
un dictamen feroz, una sentencia,
una exigencia, una dolencia, un río
que por manifestarse se da contra las piedras,
y penden para siempre de mis
relicarios de carne desgarrada.

Mírala con sus chivos y sus toros suicidas
corneando cabestros y montañas,
rompiéndose los cuernos a topazos,
mordiéndose de rabia las orejas,
buscándose la muerte de la frente a la cola.

Manejando mi sangre, enarbolando
revoluciones de carbón y yodo,
agrupando hasta hacerse corazón,
herramientas de muerte, rayos, hachas,
y barrancos de espuma sin apoyo,
ando pidiendo un cuerpo que manchar.

Hazte cargo, hazte cargo
de una ganadería de alacranes
tan rencorosamente enamorados,
de un castigo infinito que me parió y me agobia
como un jornal cobrado en triste plomo.

La puerta de mi sangre está en la esquina
del hacha y de la piedra,
pero en ti está la entrada irremediable.

Necesito extender este imperioso reino,
prolongar a mis padres hasta la eternidad,
y tiendo hacia ti un puente de arqueados corazones
que ya se corrompieron y que aún laten.

No me pongas obstáculos que tengo que salvar,
no me siembres de cárceles,
no bastan cerraduras ni cementos,
no, a encadenar mi sangre de alquitrán inflamado
capaz de despertar calentura en la nieve.

¡Ay qué ganas de amarte contra un árbol,
ay qué afán de trillarte en una era,
ay qué dolor de verte por la espalda
y no verte la espalda contra el mundo!

Mi sangre es un camino ante el crepúsculo
de apasionado barro y charcos vaporosos
que tiene que acabar en tus entrañas,
un depósito mágico de anillos
que ajustar a tu sangre,
un sembrado de lunas eclipsadas
que han de aumentar sus calabazas íntimas,
ahogadas en un vino con canas en los labios,
al pie de tu cintura al fin sonora.

Guárdame de sus sombras que graznan fatalmente
girando en torno mío a picotazos,
girasoles de cuervos borrascosos.
No me consientas ir de sangre en sangre
como una bala loca,
no me dejes tronar solo y tendido.

Pólvora venenosa propagada,
ornado por los ojos de tristes pirotecnias,
panal horriblemente acribillado
con un mínimo rayo doliendo en cada poro,
gremio fosforescente de acechantes tarántulas
no me consientas ser. Atiende, atiende
a mi desesperado sonreír,
donde muerdo la hiel por sus raíces
por las lluviosas penas recorrido.
Recibe esta fortuna sedienta de tu boca
que para ti heredé de tanto padre.












Miguel Hernández

viernes, marzo 23, 2018

Everything Is Filled With You


Everything is filled with you,
and everything is filled with me:
the towns are full,
just as the cemeteries are full
of you, all the houses
are full of me, all the bodies.

I wander down streets losing
things I gather up again:
parts of my life
that have turned up from far away.

I wing myself toward agony,
I see myself dragging
through a doorway,
through creation’s latent depths.

Everything is filled with me:
with something yours and memory
lost, yet found
again, at some other time.

A time left behind
decidedly black,
indelibly red,
golden on your body.

Pierced by your hair,
everything is filled with you,
with something I haven’t found,
but look for among your bones.





Miguel Hernández & Everything Is Filled With You & Don Share


Miguel Hernández

Translated by Don Share