Viens, viens ! Qui que tu sois, Viens ! Que tu sois un infidèle, Un idolâtre ou un païen, Viens ! Notre couvent N’est pas un lieu de désespoir. Même si cent fois, Tu as violé un serment, Viens quand même !
Había una pared muy alta al pie de un arroyo y un hombre muy sediento gritaba de dolor. La pared lo separaba del agua, gemía y se retorcía como pez en la tierra. Un día lanzó una piedra al agua, su sonido al caer le dijo muchas cosas. Con palabras de su divino amado, el sonido de la piedra en el agua lo embriagó como vino. Rumi Traducción del inglés: Javier Sáenz Obregón