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lunes, enero 15, 2018

La Concha


Tal vez no me necesites,
Noche; de la vorágine mundial
Yo fui lanzado a tu orilla
Como una concha sin perlas.

Indiferente, tú espumas las olas
Y cantas tercamente,
Pero llegará el día en que amarás
La inútil mentira de la concha.

Tú te acuestas a su lado en la arena,
Te vistes con su casulla
Y con ella construyes una gran campana
Irrompible entre las olas.

Y a las paredes de la frágil concha,
Como a la casa del corazón vacío,
Las llenarás con murmullos de espuma,
Con viento, bruma y lluvia...







Osip Mandelstam

Versión de Jorge Bustamante García



Hacia la tierra vacía, cojeando sin querer...


I


Hacia la tierra vacía, cojeando sin querer,
con desigual y dulce paso
ella camina, adelantándose apenas
a su rápida amiga y al joven que le lleva un año.
La arrastra la libertad oprimida
del defecto que la anima.
Y parece que una clara sospecha
no quiere detenerse a su paso.
Esta temprana primavera
es para nosotros madre
de un cuerpo muerto.
Y todo va a comenzar eternamente.


II


Hay mujeres que nacieron en una húmeda tierra.
Cada uno de sus pasos es un sollozo sonoro,
y su vocación, acompañar a los muertos
y ser las primeras en saludar a los que resucitan.
Pedirles caricias es un crimen
y separarse de ellas, imposible.
Hoy ángel y mañana gusano en una tumba
y pasado mañana sólo un contorno difuso.
Lo que fue un paso se hace inaccesible.
Las flores son inmortales. El cielo, denso.
Y el futuro, sólo una promesa.







Osip Mandelstam

Traducción de Jesús García Gabaldón



domingo, septiembre 24, 2017

¿Qué puedo hacer con este cuerpo mío irrepetible...


¿Qué puedo hacer con este cuerpo mío irrepetible,
que me ha sido dado?
¿A quién, dime, debo agradecer,
por la apacible alegría de respirar y vivir?

Yo soy el jardinero y soy la flor,
En la mazmorra del mundo no estoy solo.

En la eternidad del cristal ya se ha esparcido
Mi aliento y mi calor.

En él está impreso un signo,
Irreconocible hasta hace poco tiempo.

Ojalá la bruma se diluya en los instantes
Para que no borre el signo amado.






Osip Mandelstam

Versión de Jorge Bustamante García


sábado, septiembre 23, 2017

Golondrina


Olvidé la palabra que quería decir.
La golondrina ciega volverá a la morada de las sombras
con sus alas cortadas, para jugar con transparencias.
Una canción nocturna se canta en la languidez.
No se oyen los pájaros y la siempreviva no florece.
Se transparentan las crines de la manada nocturna,
en el río seco nada una canoa vacía
y entre los grillos deambula la palabra olvidada.
Crece lentamente como una tienda o un templo,
y, de repente, se arrojará a los pies,
enloquecida como Antígona, la golondrina muerta,
con ternura de Estigia y una rama verde.
Oh, si tan solo regresara el pudor de los dedos videntes
y la alegría prominente del reconocimiento.
Me da tanto miedo el sollozo de las Aónides,
las campanas, la interrupción y la niebla.
А los mortales le fue dado el poder de amar y conocer,
para ellos, el sonido se derrama en los dedos,
pero olvidé lo que quiero decir,
y el pensamiento incorpóreo
vuelve a la morada de las sombras.
No es lo que repite, Antígona, amiga,
la golondrina transparente.
Sobre los labios, como un hielo negro,
arde el recuerdo del sonido estigio.







Osip Mandelstam

Traducción del ruso de Natalia Litvinova