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miércoles, noviembre 07, 2018

Mrs Moreno


Medellin, Colombia.
The kettle runs out of breath,
nursed back to life
by a pair of hands with skin
colored by storms.

“There’s no day I don’t think about them,”
her hands sing into the cup
filling it with the richness of her coffee,
her words lead me
to the portraits of two handsome men— her sons.

“I thought I couldn’t live on,”
she turns and hands me the cup.
I feel her kindness
swell inside my throat;
she tells me about the bottomless
depth of loss
and what it means
to have both sons’ lives
taken away by guns.

Mrs. Moremo holds my hands.
“Don’t worry,” she says,
“I am okay. I have God’s love.”
In her eyes, I find the light of truth,

and suddenly I am no longer
a stranger in a home
that smells like my grandmother’s
even though
it’s on the other side of the globe.

When Mrs. Moreno reaches
out to hold me to her heart
I hear faith
speak in a language
that needs no translation.







Heroína Zapata, Mrs Moreno




Nguyen Phan Que Mai

martes, diciembre 13, 2016

The Poem I Can't Yet Name


For my grandmother 



My hands lift high a bowl of rice, the seeds harvested
in the field where my grandmother was laid to rest.
Each rice seed tastes sweet as the sound of lullaby
from the grandmother I never knew.
I imagine her soft face as they laid her down into the earth,
her clothes battered, her skin stuck to her bones;
in the great hunger of 1945, my village
was hungry for graves to bury all the dead.
Nobody could find my grandmother’s grave,
so my father tasted bitter rice for sixty-five years.

After sixty-five years, my father and I stood
in front of my grandmother’s grave.
I heard my father call “Mum,” for the first time;
the rice field behind his back trembled.


----


My two feet cling to the mud.
I listen in the burning incense to my grandmother’s soul spread;
uniting deep with the earth, taking root in the field,
she quietly sings lullabies, calling rice plants to blossom.

Lifting the bowl of rice in my hands, I count every seed,
each one glistening with the sweat of my relatives,
their backs bent in the rice fields,
the fragrance of my grandmother’s lullaby alive on each one.






Nguyen Phan Que Mai



martes, julio 26, 2016

La Señora Moreno


Medellín, Colombia.
La tetera se queda sin aliento
y un par de manos
con piel de tormenta
la animan otra vez a la vida.

“No hay día que no piense en ellos,”
dice la señora Moreno, sus manos cantan
y llenan la taza con la ricura de su café.
Sus palabras me llevan
a los retratos de dos hombres guapos – sus hijos.

“Pensé que no prodría seguir viviendo.”
me da la taza.
siento su bondad
hincharse dentro de mi garganta;
me cuenta sobre el abismo
el sin fin de la pérdida
y lo que significa
perder dos hijos
arrancados por armas.

La señora Moreno toma mis manos.
“No se preocupe”, me dice,
“Estoy bien. Tengo el amor de Dios.”
En sus ojos, brilla la luz de la verdad,

De repente ya no soy más
una extraña en una casa
que huele como la de mi abuela
aún cuando
esta al otro lado del mundo.

Cuando la señora Moreno
a su corazón me acerca
escucho la fe
hablar en un lenguaje
que no necesita traducción.


Heroína Zapata, La Sra. Moreno





Nguyen Phan Que Mai

Traducido por Claudia Castro Luna


jueves, junio 25, 2015

El Poema Que Aún No Puedo Nombrar




Mis manos elevan a lo alto un tazón de arroz, granos cosechados
en el campo donde enterraron a mi abuela.
Cada grano de arroz sabe dulce como la canción de cuna
de la abuela que nunca conocí.
Imagino su rostro suave mientras la extendían bajo tierra,
sus ropas raídas, su piel pegada a los huesos;
en la gran hambruna de 1945*, mi pueblo
tenía hambre de tumbas para enterrar a todos sus muertos.
Nadie podía encontrar la tumba de mi abuela,
entonces a mi padre el arroz le supo amargo durante sesenta y cinco años.

Después de sesenta y cinco años, nos paramos mi padre y yo
Frente a la tumba de mi abuela.
Escuché a mi padre llamar "Mamá" por vez primera;
temblaba el arrozal a sus espaldas.
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Mis pies se aferran al barro.
Escucho en el ardiente incienso la expansión del alma de mi abuela, uniéndose profundamente a la tierra, arraigando en el campo,
en voz baja canta canciones de cuna, llamando a las espigas de arroz a florecer.

Alzando el tazón de arroz en mis manos, cuento cada semilla,
cada una brilla con el sudor de mis parientes,
sus espaldas encorvadas en los arrozales,
la fragancia de la canción de cuna de mi abuela emana en cada uno.



* La Hambruna vietnamita de 1945 ocurrió al norte del país, de octubre de 1944 a mayo de 1945, durante la ocupación japonesa de la Indochina francesa en la Segunda Guerra Mundial. Entre 400.000 y 2 millones de personas se estima que murieron de hambre durante este tiempo. (Nota de la autora).



Nguyen Phan Que Mai

Traducción de Arturo Fuentes