Si apariencia, espejismo, si ilusión de la nada,
si engaño fuera el triunfo presente de tu cuerpo,
también sería engaño mi amor, y engaño suyo,
el alma ¡ay! engañada con que lo estoy queriendo.
Si adorno de la Muerte, si máscara de Ella,
tanta ardorosa lumbre, tanta belleza justa;
entonces amaría la verdad de la Muerte
en ese adorno vano y esa máscara pura.
Quiero mentirle al Tiempo y hasta engañarme quiero
para salvar tu forma y eternizar tu gracia;
perderme, ya encontrado; ya hecho, deshacerme
por tus confines ciertos y por tu sangre alada.
Eres la flor que vuelve, mis ramas, a engañar
con el prestigio suave de su invisible aroma
y eres el alba antigua que torna a devolverme
la breve flor de un día que la noche deshoja.
Porque soy el vencido vencedor de tu cuerpo
y me rindo al imperio que su derrota afirma,
pues tu cuerpo me gana la victoria que obtuve
y encadena la furia de mi sangre a su herida.
¡Sí!; tu cuerpo preciso, matinal, turbulento,
de un silencio lejano, quizás eco sonoro,
de un vacío universo, tal vez clara tiniebla:
voz encuentra en mis voces, forma encuentra en mis ojos.
Y su vida viviente que rodea a mi vida
de murmurantes sombras, de claridades mansas
y de serenos verdes y de secretas músicas,
en mí, vence su muerte; mi muerte no la alcanza.
Y aunque sé, ciertamente –me lo dice la tierra–
que de muerte soy hecho, que hacia la Muerte ando,
con la flor de tu cuerpo, flor vivísima, engáñola
y engaño al desengaño, quizás desengañado.
Marina Abramovic: Nude With Skeleton |