A Celia Cruz
Ilustración de Ivar Da Coll |
El sabor de tu azúcar en mi rumba.
La guaracha sonora y el bolero
y tu voz de alondra consentida,
impregnada en los cinco continentes
y en todos los rincones de la tierra.
Vengo de todos los lugares.
Vi tu canto rondando el universo,
esparciendo las notas en la lluvia
y llenando de son los arrecifes.
Vengo del mar y encontré en las olas
el ritmo cadencioso de tu azúcar,
el melao de caña y el guarapo,
el eco del batá en los esteros,
el bembé, el omelenko, el son montuno,
la guaracha en las guitarras campesinas,
rock and roll, la guajira, el merengue
y la rumba en noches litoralinas.
Sé que estás y estarás en las llanuras,
en las aguas, en las selvas, en las pampas,
en el fuego del Sahara, en el frío de la Antártida,
en las montañas de América y en los reinos africanos.
Yemayá te llama y tú te marchas.
Te vas a cantar con los orichas,
pero quedas para siempre en mi memoria,
porque el mundo está melao de tu ¡azúcar!
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