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jueves, septiembre 03, 2015
Solidaridad
Los pañuelos
blancos
agitados al mediodía
para la tarde
enjugan nuevos lutos.
John Galán Casanova
miércoles, septiembre 02, 2015
El Espejo
Estuve aquí.
Me ahogaron contra el muro.
Alguien dijo mi nombre es esa puerta
agitando un pañuelo sin color.
Y yo que estaba ciego me tragué
el grito a chorros verdes de silencio.
Conozco ya tu voz.
Yo estuve aquí.
Desde hace años que muero y resucito.
Nadie me ve morir.
No me conocen
quienes creen que soy el que pregunto:
"- ¿Por dónde pasa el bus?
- ¿Me presta un fósforo?"
Ceñido al sexo.
A su materia oscura.
Comprando la cadera atormentada.
El labio.
El alarido.
Y el mordisco.
Gimiendo por la sal de la entrepierna.
Yo estoy allí.
Yo soy David.
¡Estoy gritando!
Soy yo que vuelvo.
La escalera oprime
angustiada de amor mis dos zapatos.
¡Oh amarradme, amarradme -oh, si- amarradme!
Los huesos ya no bastan.
Nada basta.
Ni la boca.
Ni el ojo.
Nada basta.
Necesito más cuerdas.
¡Amarradme
porque me estoy rodando hacia el vacío!
Yo soy.
Yo estoy gritando.
Parado aquí.
Están sordos. No me asisten.
Y muero cuerpo adentro sin decirlo.
Aullando, sí. Mordiendo. Combatiendo.
David Ledesma Vásquez
Me ahogaron contra el muro.
Alguien dijo mi nombre es esa puerta
agitando un pañuelo sin color.
Y yo que estaba ciego me tragué
el grito a chorros verdes de silencio.
Conozco ya tu voz.
Yo estuve aquí.
Desde hace años que muero y resucito.
Nadie me ve morir.
No me conocen
quienes creen que soy el que pregunto:
"- ¿Por dónde pasa el bus?
- ¿Me presta un fósforo?"
Ceñido al sexo.
A su materia oscura.
Comprando la cadera atormentada.
El labio.
El alarido.
Y el mordisco.
Gimiendo por la sal de la entrepierna.
Yo estoy allí.
Yo soy David.
¡Estoy gritando!
Soy yo que vuelvo.
La escalera oprime
angustiada de amor mis dos zapatos.
¡Oh amarradme, amarradme -oh, si- amarradme!
Los huesos ya no bastan.
Nada basta.
Ni la boca.
Ni el ojo.
Nada basta.
Necesito más cuerdas.
¡Amarradme
porque me estoy rodando hacia el vacío!
Yo soy.
Yo estoy gritando.
Parado aquí.
Están sordos. No me asisten.
Y muero cuerpo adentro sin decirlo.
Aullando, sí. Mordiendo. Combatiendo.
Nuevo Conocimiento De La Muerte
Morimos en silencio. Nos morimos
sin que nadie lo note. Sin que nadie
pregunte por la lenta muerte diaria.
David Ledesma Vásquez
martes, septiembre 01, 2015
La Próxima Línea Talvez
Incansables, prometemos el silencio.
La próxima línea, talvez.
O ese libro en el que,
pródigos,
renunciamos a toda claridad.
La vida sin embargo
quiere ser dicha
y aun para la Nada
tenemos esa bella palabra.
Orlando Gallo Isaza
Píntate los senos...
Píntate los senos
de achiote y negro
nos amaremos en el mediodía amarillo
como en un desierto
en la raya del alba
como en la frontera de dos reinos.
José Manuel Arango
Chofer
Abandoné códigos
y un dudoso colegaje
a los veintisiete años.
Sólo entonces descubrí
que la precaria felicidad
que a todo hombre se debe
era para mí
esta hora de penumbra en la cabina
interrumpida apenas
por la tímida luz del dial
proyectada en la palanca de cambios.
y un dudoso colegaje
a los veintisiete años.
Sólo entonces descubrí
que la precaria felicidad
que a todo hombre se debe
era para mí
esta hora de penumbra en la cabina
interrumpida apenas
por la tímida luz del dial
proyectada en la palanca de cambios.
Orlando Gallo Isaza
sábado, agosto 29, 2015
¿Hablé un día?...
¿Hablé un día?
¿Pronuncié palabras hiladas de tal modo que aquellos que viajaban conmigo volvieran los ojos, aguzaran sus oídos?
Que, al menos, se dijeran entre sí: "¿Entiendes lo que dice? ¿De qué sueño, de qué universo nos habla con palabras que también son nuestras?"
Nada. Nadie. Ninguno volvió sus ojos.
¡Y yo volví los míos sobre mi corazón de bruto, hacia mi sangre animal viva y cálida en su torrente vivo!
Bruto entre los brutos, pero con un ojo alerta, tampoco era nuevo mi corazón, ni más elocuente que la hoja muerta reposada de humedad entre el mantillo, donando su pequeña porción de luz, su delgada nervadura que volvía al torrente lento de la savia.
Una voz había allí, lo supe, bajo su magnífica humildad abandonada al flujo de lo vivo.
Y yo leí sobre la hoja y su tenue cedazo de nervios la alta metáfora de lo viviente.
Nunca tuve voz, también lo supe. Sólo palabras. Y oídos, maravillosos oídos para el eco.
Y la hoja muerta me conduce a la certeza de una soledad irremediable, pues yo no tengo voz para decirte todo aquello que en mí se mueve como una savia muda.
¿Pronuncié palabras hiladas de tal modo que aquellos que viajaban conmigo volvieran los ojos, aguzaran sus oídos?
Que, al menos, se dijeran entre sí: "¿Entiendes lo que dice? ¿De qué sueño, de qué universo nos habla con palabras que también son nuestras?"
Nada. Nadie. Ninguno volvió sus ojos.
¡Y yo volví los míos sobre mi corazón de bruto, hacia mi sangre animal viva y cálida en su torrente vivo!
Bruto entre los brutos, pero con un ojo alerta, tampoco era nuevo mi corazón, ni más elocuente que la hoja muerta reposada de humedad entre el mantillo, donando su pequeña porción de luz, su delgada nervadura que volvía al torrente lento de la savia.
Una voz había allí, lo supe, bajo su magnífica humildad abandonada al flujo de lo vivo.
Y yo leí sobre la hoja y su tenue cedazo de nervios la alta metáfora de lo viviente.
Nunca tuve voz, también lo supe. Sólo palabras. Y oídos, maravillosos oídos para el eco.
Y la hoja muerta me conduce a la certeza de una soledad irremediable, pues yo no tengo voz para decirte todo aquello que en mí se mueve como una savia muda.
martes, agosto 25, 2015
sábado, agosto 22, 2015
Fui Sueño En Los Caminos De Ayer
Aún quedan los caminos de ayer
sin los pasos antiguos.
Busco los signos
en las huellas dibujadas por los pies de aquellos
que caminaron llevándome en su sueño.
Busco allá
donde me dicen que los vieron,
solo veo la soledad de la soledad
escondida tras los arbustos del misterio
acompañantes de las voces que susurran
al paso de mis oídos sin idioma.
Ellos dicen
que cuando pasan por aquella oscuridad
escuchan las voces que pintan y repiten
los nombres de nuestra generación
en el canto inventado desde el sueño
de los pasos antiguos.
¿Cómo saber qué sueño somos
si las palabras antiguas
se han ido con sus voces?
Hugo Jamioy
miércoles, agosto 19, 2015
los hombres se echan a las calles...
los hombres se echan a las calles
para celebrar la llegada de la noche
un son de flauta entra delgado en el oído
y otra vez son las plazas lugares de fiesta
donde las niñas que cruzan con la espalda desnuda
las miradas de los cajeros adolescentes
repiten los movimientos de un antiguo baile
sagrado
y en la algarabía
de los vendedores de fruta
olvidados dioses hablan
José Manuel Arango
martes, agosto 18, 2015
¿Quién, si no mi propio embrutecimiento...
¿Quién, si no mi propio embrutecimiento, podrá juzgar mi ineptitud?
Pero no será tan bruto mi embrutecimiento si,
realmente, puede reconocerse.
Lo será, sí, si se permite el lujo de juzgar mi
ineptitud.
Una verdad me habría sido útil:
yo habría podido ser oficinista,
vendedor de enciclopedias,
profesor de alguna cosa.
Y habría también podido anclar mi limitada
inteligencia sobre un Dios que me eximiera de juzgarme y que me otorgara, al
mismo tiempo, la comodidad de irme por los muelles y cómodos rieles de una
verdad.
Pero todo dogma me es ajeno ya, su comodidad me es
esquiva.
Sin embargo, bruto y bruto,
voy con mi cabeza hueca hacia el mismo polvo de los
reyes.
Gabriel Jaime Franco
lunes, agosto 17, 2015
Las Brujas Dejaban Contemplar Sus Encantos
Para Óscar González
aquellas noches,
cuando las horas altas oprimían los huesos
y el alma se arrastraba
como una luna achacosa.
Jóvenes y expertas en un arte de siglos,
febriles, vagamente sensuales,
untaban sus ungüentos prodigiosos
como si acariciaran un amante dormido
en sus cuerpos desnudos ...
Mi corazón bebía compartiendo el secreto,
el vino oscuro, mágico,
de una nueva locura.
Pedro Arturo Estrada
jueves, agosto 13, 2015
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