lunes, septiembre 28, 2015

Hoy Me Sobra El Corazón


Hoy estoy sin saber yo no sé cómo
hoy estoy para penas solamente,  
hoy no tengo amistad,  
hoy sólo tengo ansias  
de arrancarme de cuajo el corazón  
y ponerlo debajo de un zapato. 

Hoy reverdece aquella espina seca,  
hoy es día de llantos en mi reino,  
hoy descarga en mi pecho el desaliento  
plomo desalentado. 

No puedo con mi estrella,  
y me busco la muerte por las manos  
mirando con cariño las navajas,  
y recuerdo aquel hacha compañera,  
y pienso en los más altos campanarios  
para un salto mortal serenamente. 

Si no fuera ¿por qué?... no se por qué,  
mi corazón escribiría una postrera carta,  
una carta que llevo ahí metida,  
haría un tintero de mi corazón,  
una fuente de sílabas, de adioses y regalos,  
y ahí te quedas, al mundo le diría. 

Yo nací en mala luna.  
Tengo la pena de una sola pena  
que vale más que toda la alegría. 

Un amor me ha dejado con los brazos caídos  
y no puedo tenderlos hacia más.  
¿No veis mi boca qué desengañada,  
qué inconformes mis ojos? 

Cuanto más me contemplo más me aflijo:  
cortar este dolor ¿con qué tijeras? 

Ayer, mañana, hoy  
padeciendo por todo  
mi corazón, pecera melancólica,  
penal de ruiseñores moribundos. 

Me sobra el corazón. 


Hoy descorazonarme,  
yo el más descorazonado de los hombres,  
y por el más, también el más amargo. 

No sé por qué, no sé por qué ni cómo  
me perdono la vida cada día. 





Miguel Hernández & Pabellón de Palabras & Hoy Me Sobra El Corazón










Miguel Hernández


domingo, septiembre 27, 2015

Los Dados Eternos


Para Manuel González Prada,
esta emoción bravía y selecta, una de las que, 
con más entusiasmo, me ha aplaudido el gran maestro.


Dios mío, estoy llorando el ser que vivo;
me pesa haber tomádote tu pan;
pero este pobre barro pensativo
no es costra fermentada en tu costado:
tú no tienes Marías que se van!

Dios mío, si tú hubieras sido hombre,
hoy supieras ser Dios;
pero tú, que estuviste siempre bien,
no sientes nada de tu creación.
Y el hombre sí te sufre: el Dios es él!

Hoy que en mis ojos brujos hay candelas,
como en un condenado,
Dios mío, prenderás todas tus velas,
y jugaremos con el viejo dado...
Tal vez ¡oh jugador! al dar la suerte
del universo todo,
surgirán las ojeras de la Muerte,
como dos ases fúnebres de lodo.

Dios mío, y esta noche sorda, oscura,
ya no podrás jugar, porque la Tierra
es un dado roído y ya redondo
a fuerza de rodar a la aventura,
que no puede parar sino en un hueco,
en el hueco de inmensa sepultura.


















César Vallejo


La Violencia De Las Horas


Todos han muerto.

Murió doña Antonia, la ronca, que hacía pan barato en el
burgo.

Murió el cura Santiago, a quien placía le saludasen los jóvenes y las mozas, respondiéndoles a todos, indistintamente: “Buenos días, José! Buenos días María!”

Murió aquella joven rubia, Carlota, dejando un hijito de me-
ses, que luego también murió, a los ocho días de la madre.

Murió mi tía Albina, que solía cantar tiempos y modos de he-
redad, en tanto cosía en los corredores, para Isidora, la criada de oficio, la honrosísima mujer.

Murió un viejo tuerto, su nombre no recuerdo, pero dormía al sol de la mañana, sentado ante la puerta del hojalatero de la esquina.

Murió Rayo, el perro de mi altura, herido de un balazo de no
se sabe quién.

Murió Lucas, mi cuñado en la paz de las cinturas, de quien me acuerdo cuando llueve y no hay nadie en mi experiencia.

Murió en mi revólver mi madre, en mi puño mi hermana y mi hermano en mi víscera sangrienta, los tres ligados por un género triste de tristeza, en el mes de agosto de años sucesivos.

Murió el músico Méndez, alto y muy borracho, que solfeaba en su clarinete tocatas melancólicas, a cuyo articulado se dormían las gallinas de mi bario, mucho antes de que el sol se
fuese.

Murió mi eternidad y estoy velándola.



César Vallejo


sábado, septiembre 26, 2015

Parábola Del Recuerdo


Hablemos de las cosas que tú amabas,
para que caiga dulcemente tu alma
rendida en languidez sobre mi alma.

Hablemos del verano. De los cielos
teñidos de jazmín. Y de la brisa
como una inquieta niña en la ventana.

Hablemos de tus manos transparentes
en lenguaje cálido, llorando
la quietud del silencio inconmovible.

Hablemos de la ausencia de tus labios,
la perfecta caricia de tu pelo
y el anillo de sombras de tus ojos.

Hablemos de tu voz, gaviota herida,
arco de agua y cristal, lágrima pura
tibiamente rodando en tu garganta.

Hablemos de esos días. Nada pueden
ni el tiempo, ni el olvido, ni la muerte,
para borrar el rastro del pasado.

Para apagar el tono del recuerdo,
cuando se juntan nuestras viejas horas
en un quieto arroyuelo de memorias.







Pabellón de Palabras & Parábola Del Recuerdo & David Ledesma Vásquez






David Ledesma Vásquez




Extraño

Alguien que ignoro con mi voz pregunta
hay otro ser en mí que le responde.
María Granata






Un hombre a quien jamás he conocido
visita una ciudad que ya no existe;
-largo sabor a muerte le atraviesa
de parte a parte la sonrisa amarga-,
entra a una casa donde nunca ha estado
y se sienta a esperar que nadie llegue.

Sobre mi corazón suenan sus pasos.







Pabellón de Palabras & Extraño & David Ledesma Vásquez

























David Ledesma Vásquez







viernes, septiembre 25, 2015

¿Para Qué Sirve La Poesía? (Gabriel Jaime Franco)

Las palabras "útil" y "utilidad" han sido secuestradas por el mercado, el lenguaje técnico y el más burdo y grosero pragmatismo, y quizás sea hora de restaurarle a esas palabras un sentido más generoso y abarcante, en cuyo arco quepan sin disonar las palabras campana, atardecer, niño, luz, clepsidra o libertad. Aquel que no ha presentido o visto alguna vez la luz, no la extrañará; aquel para quien las nociones de libertad o de justicia no son sino palabras, tampoco las extrañará. La poesía está para recordarnos todo eso, para mantener nuestra conciencia y nuestro espíritu en un permanente y bello y a veces doloroso estado de incertidumbre sin el cual las verdades más profundas jamás saldrán a flote. No es poco. Y a riesgo de excederme en citas, he tenido para mí que la poesía, como dijo Albert Camus, está para mantener vivo, en un mundo que se obstina cada vez más y con mayor eficacia en la oscuridad y la destrucción, el recuerdo de los brezos. Tampoco es poco. Y un poco más acá, en el terreno rigurosamente personal (sin mucha importancia para nadie), puedo decir sin que me tiemble la voz que la poesía me salvó la vida, o más exactamente, la dotó de un sentido sin el cual ésta no tendría ninguno. Es bastante, me parece.






Gabriel Jaime Franco


Puesto que se es un hombre...

Puesto que se es un hombre
no se es grande.

Mas es haber venido aquí tan grande,
que haber creído ser un día 
es haber sido.

Ahora hago en verdad esto o aquello, 
mas no entiendo muy bien 
por qué no soy un hombre que embetuna o hace fila, 
quien ofrece cursos de ingles o enciclopedias,  
algo así, 
porqué no sería yo quien ora, 
quien ahora muere, 
quien intenta ser en esto 
o en esto 
o en aquello

Por qué sólo soy quien se pregunta, 
quien se deshalla y se descentra, 
sólo quien intenta no sabe muy bien qué.

Por qué soy al fin quien soy, si fuera.



Mas fue creer haber sido tan grande, 
que sólo haberlo creído es haber sido.






Gabriel Jaime Franco




jueves, septiembre 24, 2015

El Agresor Oculto


Me envenenó la vida 
Me sustrajo de mi movimiento natural 
y me entregó a las sombras 
de los amores no correspondidos 
Me trastocó los sueños 
metiéndose como un conspirador entre sus grietas 
Desempolvó recuerdos 
que hablaban de partidas y de adioses 
Mientras tanto mi alma 
acostumbrada a la desgracia 
lo veía hacer 
como un condenado que presencia 
el levantamiento del patíbulo
















Raúl Gómez Jattin


Pequeña Elegía


Ya para qué seguir siendo árbol 
si el verano de dos años 
me arrancó las hojas y las flores 
Ya para qué seguir siendo árbol 
si el viento no canta en mi follaje 
si mis pájaros migraron a otros lugares 
Ya para qué seguir siendo árbol 
sin habitantes 
a no ser esos ahorcados que penden 
de mis ramas 
como frutas podridas en otoño



Raúl Gómez Jattin


martes, septiembre 22, 2015

Tergiversaciones


I
Porque me ven la barba y el pelo y la alta pipa
dicen que soy poeta..., cuando no porque iluso
suelo rimar —en verso de contorno difuso—
mi viaje byroniano por las vegas de Zipa...,

tal un ventripotente agrómena de jipa
a quien por un capricho de su caletre obtuso
se le antoja fingirse paraísos... al uso
de alucinado Pöe que el alcohol destripa!,

de Baudelaire diabólico, de angelical Verlaine,
de Arthur Rimbaud malévolo, de sensorial Rubén, y
en fin... hasta del Padre Víctor Hugo omniforme...!

Y tánta tierra inútil por escasez de músculos!
tánta industria novísima! tánto almacén enorme!
Pero es tan bello ver fugarse los crepúsculos...







León de Greiff


Relato De Sergio Stepansky


¡Juego mi vida!
¡Bien poco valía!
¡La llevo perdida
sin remedio!

Erik Fjordsson.



Juego mi vida, cambio mi vida,
de todos modos
la llevo perdida...

Y la juego o la cambio por el más infantil espejismo,
la dono en usufructo, o la regalo...

La juego contra uno o contra todos,
la juego contra el cero o contra el infinito,
la juego en una alcoba, en el ágora, en un garito,
en una encrucijada, en una barricada, en un motín;
la juego definitivamente, desde el principio hasta el fin,
a todo lo ancho y a todo lo hondo
—en la periferia, en el medio,
y en el sub-fondo...—

Juego mi vida, cambio mi vida,
la llevo perdida
sin remedio.
Y la juego, o la cambio por el más infantil espejismo,
la dono en usufructo, o la regalo...:
o la trueco por una sonrisa y cuatro besos:
todo, todo me da lo mismo:
lo eximio y lo rüin, lo trivial, lo perfecto, lo malo...

Todo, todo me da lo mismo:
todo me cabe en el diminuto, hórrido abismo
donde se anudan serpentinos mis sesos.

Cambio mi vida por lámparas viejas
o por los dados con los que se jugó la túnica inconsútil:
—por lo más anodino, por lo más obvio, por lo más fútil:
por los colgajos que se guinda en las orejas
la simiesca mulata,
la terracota nubia;
la pálida morena, la amarilla oriental, o la hiperbórea rubia:
cambio mi vida por una anilla de hojalata
o por la espada de Sigmundo,
o por el mundo
que tenía en los dedos Carlomagno: —para echar a rodar la bola...

Cambio mi vida por la cándida aureola
del idiota o del santo;
la cambio por el collar
que le pintaron al gordo Capeto;
o por la ducha rígida que llovió en la nuca
a Carlos de Inglaterra;
la cambio por un romance, la cambio por un soneto;
por once gatos de Angora,
por una copla, por una saeta,
por un cantar;
por una baraja incompleta;
por una faca, por una pipa, por una sambuca...

o por esa muñeca que llora
como cualquier poeta.

Cambio mi vida —al fiado— por una fábrica de crepúsculos
(con arreboles);
por un gorila de Borneo;
por dos panteras de Sumatra;
por las perlas que se bebió la cetrina Cleopatra—
o por su naricilla que está en algún Museo;
cambio mi vida por lámparas viejas,
o por la escala de Jacob, o por su plato de lentejas...

¡o por dos huequecillos minúsculos
—en las sienes— por donde se me fugue, en grises podres,
la hartura, todo el fastidio, todo el horror que almaceno en mis odres...!

Juego mi vida, cambio mi vida.
De todos modos
la llevo perdida...





León de Greiff



jueves, septiembre 10, 2015

Plegaria Para Salir De Estar Llevado


Primero que todo me meto en la cabeza que soy mi propio rey, y que lo yo no haga nadie lo va a hacer por mí
                                                                                  para mí.

No disparo un solo tiro por un rey distinto a mí.

La oración para tener mi bolsillo en la mente
fuera de la tristeza y el aburrimiento
                                                          la tengo que crear yo mismo.

Y sépalo de una vez: he creado para mí mi propia rueda de la suerte
si es que voy a guiar mis días por la suerte,
algo como tan sin oído para quien vive
                                                               con los pies,
                                                                          uno en la tierra y el
                                                              otro en las nubes como yo.

Lo que le quiero decir es que no me dejo utilizar
del discurso que le engarzan a la conciencia
                                                     en un sentido o en otro sentido,
                                         en un sin sentido o en otro sin sentido
en los completos sentidos o en los sin sentido completos
y quieren que siga del bolsillo y el cajero en carne y espíritu tirado...


                                               Qué tal el masaje,
                                                                              Ah...
                                                                                     ...que... que...
Una bárbara confianza me tengo para resolver los problemas en un dos por tres o en un tres por quince;

al principio,
                  por las buenas,
                                           siempre es mejor resolver
                                           los problemas por las buenas;
si esa vía se agota como se agota la plata de donde se saca y no se echa,
                               o si aparece de espanto,
                                                      espanto que uno no esperaba,
                                           un retén que no entró en los cálculos

o si pillo que me están gozando,
                                                  y en el goce creen que soy
                          un bobo ahííí..., con sus cifras embola... tadas...
                       ...o... que me pueden pasar por la galletaaaa...,

                        ...unos galones de gasolina a la acción y les hago cliquear la loción que se untan y que sufran
en sangre y lágrimas como lo he sufrido yo,
                                                          y mi familia,

                                 los vecinos y yo y los que me acompañan...,

                                          ...les hago sentir, y no lo puedo evitar,
que la cosa conmigo tiene precio en la bolsa de valores y es...

                                                                      Y nada de vulgaridad.

Somos tan vulgares algunas veces... tan torpes... tan... que,
que nos sacan del cuerpo el poco espíritu
que tenemos en donde nos ven,

                                                       y nos ven en la sopa,
en portal de sus mansiones y haciendas,
                                                   a los lados de sus redes sociales
nos ven en los alrededores de sus espías virtuales,
y en sus ideas nos ven cuando se las toman en una copa gala
para volvernos hilachas dentro de sus planes.

Cuál conmigo misericordia en la hora mía de yo mismo
al tomar una decisión que... sí,
me va a poner a sufrir
                                   en tercera dimensión y hasta más.

Ya vendrá la dicha ya vendrá
en ahí está y viene en el vendrá la dicha.

El miedo y las angustias de veinte llantas, entran y salen
a mi corazón en aquella una y otra hora en que se...,
se quiere salir en un susto mi corazón.

Me veo en dificultas pero me he refugiado en la idea de mi cabeza.

De mi ca be za.

Me es igual cualquier sentimiento.

Para desayunar, hoy, mi familia y yo solo tenemos arepa y aguapanela.

Mañana, me meto en la cabeza la idea de un desayuno con huevo revuelto, carne de res, cerdo o pollo, y un chocolate espeso lechado,
y me digo: manos y mente en desespero bajo control.
Que no me vaya arrastrar la calma que en una calma se acaba roncando;

frialdad profesional a la hora de reducir a cero al enemigo malo que no me deja vivir bueno con la cabeza en las nubes cuando tengo plata,
para reducir al enemigo bueno que ríe, canta, baila, estrena casa, carro y mecha, y come bueno pero él solo y ahí es malo. Muy malo.

Si no me arrodillé cuando lo tuve que hacer y no lo hice, ahora menos.

En el momento de echarle memoria a mi vida sé,
                                                                                    lo he vivido,
que una sola ilusión de las mil que me pinto llega a mi realidad.

Dejo a la depre viendo un chispero al montarme en otra ilusión.

Tengo ambiciones. Sueño dormido, y despierto mil veces más. Estoy vivo.
Vivo, vivo, vivo,
          y eso ya de por sí es un canto. Una hermosura de canto.





Helí Ramirez




Cuando Crecíamos En El Barrio Sueños

No, no. Tranquilo
en su sillón. No
vine a pedirle limosna, ni chamba de
mínimo o lazo de colores en el cuello
para mí o algún pariente
con el Cristo de espaldas...

Quienes están acomodados,
quienes están subiendo,
subiendo desde abajo,
lo ven llegar a uno,
y creen que es a pedirles algo,
y yo noooo... A mí no me gusta pedir;

voy de paso por aquí. Me acordé
de antes,
cuando crecíamos en el barrio
sueños en las esquinas,
y decidí entrar a saludarlo
pero no se preocupe,
respire tranquilo en su sillón,
relajado mire por los ventanales la miseria
que se encarama a las montañas,
y yo sigo mi acera al no recuerdo
para no arañarlo ni herirme yo el pensamiento.






Helí Ramirez




martes, septiembre 08, 2015

El Amor Abunda

Vivo en un país tropical.
El amor cae silvestre.
Lo veo caer sin afán.
Dejo que colme las calles y los andenes.

Mañana temprano
recogeré lo que quede de él
con una pala.

Sé que mañana en la mañana
el dolor no habrá acabado con todo.

Que pase el amor.

Yo lo veo pasar
tendido en la playa
como un turista.
Como si se tratara
de bandadas de alcatraces.

El amor
abunda.

















John Galán Casanova