Tabernáculo de picos nevados
Y en Kekexili la noche se aproxima
El cielo se ilumina con antorchas de oro
Inhalo la selva otoñal
Y observo el velo estrellado de Maya que cae
En la oscuridad del vientre de la madre
Mis pensamientos y deseos se mantienen a flote
Sé que mi última oportunidad ha llegado
Mi lengua envía sucesivas alabanzas de espíritus sagrados
Mientras anhelos azules de distantes mares disminuyen
Verdaderamente provenimos de los doce hijos de la tribu
de la nieve
Resucitados tardíamente desde un réquiem por los héroes
Sólo aquí, en el dominio eterno de la luz del sol
La sombra de un pájaro, el ciclo de vida
Proveerán las cosas de la eterna memoria
Los picos brillan serenamente, como lo cuentan las historias
En este momento parezco un celebrante
Sin nada que ofrecer, sino lágrimas en mi rostro
Y mi credo de toda la vida al cual le doy voz
Confiándolo a los mensajeros del crepúsculo
Descubro que mi espíritu busca dirección
Pasando por valles, a través del aire prístino
A través de una amplia llanura, una tierra de libertad
Allá lo veo, como una sacra garuda de oro
Por fin alcanzando la entrada de luz de la humanidad.
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