Señor, soy una mujer
Ignara y simple
Como la gran mayoría
De mujeres
Y hombres del mundo
En cuestiones de amor
Soy tan elemental y tan pródiga
Como una coneja o una gallina
-Al igual que todos aquellos
Que han recibido el don de la vida-
Porque es una ley tuya, Señor
El que todo en el cosmos
Eternamente copule.
Y ni santos ni dioses escapan
A este principio divino:
Los hay tan promiscuos y lúbricos
Como los mismos abejorros
Y los dulces jazmines
(Solamente las vírgenes
Y los etéreos ángeles
Son excluidos.
Aunque -perdona, Señor-
Hay quienes dudan
Del arcángel Gabriel
Y la Virgen María)
Pero yo, ante el mundo
No estoy llena de gracia
Ni el Señor es conmigo
Y maldita yo soy
Entre todas las mujeres
Y bendito no es el fruto
De mi vientre... Oh Jesús
Señor, estoy temblando
De miedo y vergüenza
Porque te amo a ti
Y mucho amo la vida
Señor, te lo ruego:
-Y perdona-
Ilumina su espíritu
Y guía sus manos:
Que detrás de esta vida
No se escurra
También la mía