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domingo, enero 21, 2018
sábado, enero 20, 2018
What The Doctor Said
He said it doesn't look good
he said it looks bad in fact real bad
he said I counted thirty-two of them on one lung before
I quit counting them
I said I'm glad I wouldn't want to know
about any more being there than that
he said are you a religious man do you kneel down
in forest groves and let yourself ask for help
when you come to a waterfall
mist blowing against your face and arms
do you stop and ask for understanding at those moments
I said not yet but I intend to start today
he said I'm real sorry he said
I wish I had some other kind of news to give you
I said Amen and he said something else
I didn't catch and not knowing what else to do
and not wanting him to have to repeat it
and me to have to fully digest it
I just looked at him
for a minute and he looked back it was then
I jumped up and shook hands with this man who'd just given me
something no one else on earth had ever given me
I may have even thanked him habit being so strong
Picture by Bonnie Schiffman |
Raymond Carver
This Morning
This morning was something.
A little snow
lay on the ground.
The sun floated in a clear
blue sky.
The sea was blue, and blue-green,
The sea was blue, and blue-green,
as far as the eye could see.
Scarcely a ripple.
Calm.
I dressed and went
I passed close to some old, bent-over trees.
Crossed a field strewn with rocks
Where I gazed at the sea, and the sky, and
The stuff I live with every day.
What
But for a minute or two I did forget
For when I turned back i didn't know
Scarcely a ripple.
Calm.
I dressed and went
for a walk -- determined not to return
until I took in what Nature had to offer.
I passed close to some old, bent-over trees.
Crossed a field strewn with rocks
where snow had drifted.
Kept going
Kept going
until I reached the bluff.
Where I gazed at the sea, and the sky, and
the gulls wheeling over the white beach
far below.
All lovely.
All bathed in a pure
All lovely.
All bathed in a pure
cold light.
But, as usual, my thoughts
But, as usual, my thoughts
began to wander.
I had to will
I had to will
myself to see what I was seeing
and nothing else.
I had to tell myself this is what
I had to tell myself this is what
mattered, not the other.
(And I did see it,
(And I did see it,
for a minute or two!) For a minute or two
it crowded out the usual musings on
what was right, and what was wrong -- duty,
tender memories, thoughts of death, how I should treat
with my former wife.
All the things
All the things
I hoped would go away this morning.
The stuff I live with every day.
What
I've trampled on in order to stay alive.
But for a minute or two I did forget
myself and everything else.
I know I did.
I know I did.
For when I turned back i didn't know
where I was.
Until some birds rose up
Until some birds rose up
from the gnarled trees.
And flew
And flew
viernes, enero 19, 2018
Levantar el papel donde escribimos...
Levantar el papel donde escribimos
y revisar mejor debajo
Levantar cada palabra que encontramos
y examinar mejor debajo
Levantar cada hombre
y observar mejor debajo
Levantar a la muerte
y escudriñar mejor debajo
Y si miramos bien
siempre hallaremos otra huella.
No servirá para poner el pie
ni para aposentar el pensamiento
pero ella nos probará
que alguien más ha pasado por aquí.
Roberto Juarroz
miércoles, enero 17, 2018
Canto En El Sur
Esta noche, en el Sur,
me he mirado en tus ojos.
Soy como tú,
de piel morena, oscura, oscura,
con estrellas heridas por adentro
y por fuera sudor, cáscara ruda.
Tengo la sangre hirviendo
como un sinuoso trueno derramado;
tengo las manos ásperas
como herramientas duras y soleadas;
tengo los ojos lúbricos
como lúbricas raíces.
Esta noche, en el Sur,
me he mirado en tus ojos.
Te vi ayer en el Norte;
vi en el Norte lo mismo, el mismo
y primario dolor sobre los cuerpos,
el aguardiente galopando a sorbos
y lo demás lo mismo: el mismo
brazo sudando a contraluz sangrienta,
el mayoral que brama entre los árboles,
los mismos ojos sin calor, la misma
temblorosa epilepsia del sudor,
los mismos exprimidos, los mismos coronados!
Esta noche, en el Sur,
me he mirado en tus ojos.
Soy como tú,
la misma turbulencia contra el mismo espejismo,
idéntico remanso bajo la misma noche.
Conservo el sortilegio
de estas zonas arbóreas que me cercan.
Tengo la risa ronca
y estas anchas tristezas.
De piel morena, oscura,
pisando en el calor exasperado.
como un sinuoso trueno derramado;
tengo las manos ásperas
como herramientas duras y soleadas;
tengo los ojos lúbricos
como lúbricas raíces.
Esta noche, en el Sur,
me he mirado en tus ojos.
Te vi ayer en el Norte;
vi en el Norte lo mismo, el mismo
y primario dolor sobre los cuerpos,
el aguardiente galopando a sorbos
y lo demás lo mismo: el mismo
brazo sudando a contraluz sangrienta,
el mayoral que brama entre los árboles,
los mismos ojos sin calor, la misma
temblorosa epilepsia del sudor,
los mismos exprimidos, los mismos coronados!
Esta noche, en el Sur,
me he mirado en tus ojos.
Soy como tú,
la misma turbulencia contra el mismo espejismo,
idéntico remanso bajo la misma noche.
Conservo el sortilegio
de estas zonas arbóreas que me cercan.
Tengo la risa ronca
y estas anchas tristezas.
De piel morena, oscura,
pisando en el calor exasperado.
Elvio Romero
martes, enero 16, 2018
Al Amor Un Nombre
Quizá porque en ti se asombran
las cosas, voy reinventando
un nuevo nombre a las cosas.
Quizá por eso buscamos
signarle un color distinto
a todo cuanto abrazamos.
Al amor un nombre. Al árbol
que nos cobija. Al silencio
que se reduce en tus brazos.
Quizá empezaran contigo
a renovarse las hojas
con que me abrigo y te abrigo.
Y a reinventarse el lucero
ese brillo enamorado
del bosque de tus cabellos.
¿Todo es hoy? ¿Hubo pasado?
¿Alguna huella de un beso
que su sello haya dejado?
¿Acaso no haya memoria
de aquel rostro, aquellos ojos,
de otros nombres y otras sombras?
¿Contigo el futuro empieza?
¿Contigo el pasado muere?
¿Contigo el presente sueña?
Quizá porque todo ahora
contigo canta, debiera
reinventarme cada cosa.
O porque viejos recuerdos
de los ojos se me borran.
Nocturno, Alejandro GM |
Elvio Romero
lunes, enero 15, 2018
La Concha
Tal vez no me necesites,
Noche; de la vorágine mundialYo fui lanzado a tu orilla
Como una concha sin perlas.
Indiferente, tú espumas las olas
Y cantas tercamente,
Pero llegará el día en que amarás
La inútil mentira de la concha.
Tú te acuestas a su lado en la arena,
Te vistes con su casulla
Y con ella construyes una gran campana
Irrompible entre las olas.
Y a las paredes de la frágil concha,
Como a la casa del corazón vacío,
Las llenarás con murmullos de espuma,
Con viento, bruma y lluvia...
Osip Mandelstam
Versión de Jorge Bustamante García
Hacia la tierra vacía, cojeando sin querer...
I
Hacia la tierra vacía, cojeando sin querer,
con desigual y dulce paso
ella camina, adelantándose apenas
a su rápida amiga y al joven que le lleva un año.
La arrastra la libertad oprimida
del defecto que la anima.
Y parece que una clara sospecha
no quiere detenerse a su paso.
Esta temprana primavera
es para nosotros madre
de un cuerpo muerto.
Y todo va a comenzar eternamente.
II
Hay mujeres que nacieron en una húmeda tierra.
Cada uno de sus pasos es un sollozo sonoro,
y su vocación, acompañar a los muertos
y ser las primeras en saludar a los que resucitan.
Pedirles caricias es un crimen
y separarse de ellas, imposible.
Hoy ángel y mañana gusano en una tumba
y pasado mañana sólo un contorno difuso.
Lo que fue un paso se hace inaccesible.
Las flores son inmortales. El cielo, denso.
Y el futuro, sólo una promesa.
Osip Mandelstam
Traducción de Jesús García Gabaldón
El Ajedrez De México
El sol amodorrado.
El polvo amodorrado se derrumba por el camino.
El tañido amodorrado del espejismo.
El gemido amodorrado de un buey.
Flotan bamboleándose con modorra
un sombrero y otro sombrero;
el primer peón,
el segundo peón,
el tercer peón.
En castellano el peón es el campesino más pobre.
Y es también
la figura más pequeña del ajedrez.
Sacrificar al peón es una ley de todos los partidos.
El triste ajedrez de América Latina
es una burla amarga para ustedes:
primer peón,
segundo peón,
tercer peón.
Los pedacitos de la tierra campesina
son las casillas de este tablero tan cruel.
Con ustedes, los héroes del machete,
juegan desde los tiempos más lejanos
las manos sucias que no huelen nunca
como huele el mango salado del machete.
Juegan con el primer peón,
con el segundo peón,
con el tercer peón.
¡Qué lástima, señores socios del ajedrecismo político,
que este tablero no sea liso!
¡Sería magnífico nivelar estas incómodas montañas!
¡No dejan jugar!
¡Afuera estas torpes palmas y estas cabañas!
Y la muerte mete en su sombrero,
brillante por fuera, pero negro por dentro,
los mete a ustedes:
el primer peón,
el segundo peón,
el tercer peón.
¡Traición, hermanos peones!
¡Quitaron del tablero a Emiliano Zapata y Pancho Villa!
El peón que cumplió su papel
no es necesario para los señores ajedrecistas.
Nos sacan a todos del tablero
o el puño de hierro,
o -dos dedos, tan tiernos,
quitan al primer peón,
al segundo peón,
al tercer peón.
Cuántos peones cayeron
sin cantar hasta el fin La cucaracha.
Ellos no se convirtieron en reyes.
¡Las patadas son tan duras!
Pero dentro de los muertos
se ocultan los reyes,
asesinados en los peones;
en el primer peón,
en el segundo peón,
en el tercer peón.
¿Cuándo cambiaremos las reglas
de este maldito juego?
¿Cuándo?
La respuesta es como machete en su vaina.
¿Cuándo cambiaremos las reglas?
Contestadme;
el primer peón,
el segundo peón,
el tercer peón...
¡Viva el quinto peón!
Yevgeny Yevtushenko
Escrito originalmente en español
Wounds
dragging my way home at the merest crawl,
impaled not only by malicious tongues-
one can be wounded even by a petal.
And I myself have wounded-quite unwittingly-
with casual tenderness while passing by,
and later someone felt the pain,
it was like walking barefoot over the ice.
So why do I step upon the ruins
of those most near and dear to me,
I, who can be so simply and so sharply wounded
and can wound others with such deadly ease?
Yevgeny Yevtushenko
Translated by Arthur Boyars and Simon Franklindomingo, enero 14, 2018
Le Blessé
Pour le mur d'un hôpital de sang.
I
À travers les champs après la lutte se répandent les blessés.
Et de cette étendue de corps combattants
bondit un champ de blé aux jets chauds, répandus
en rauques fontaines.
Le sang pleut toujours vers le haut, vers le ciel.
Et les blessures sonnent comme des conques,
quand il y a dans les blessures la célérité du vol,
l'essence des vagues.
Le sang fleure la mer, a la saveur de la mer et de la cave.
La cave de la mer, du vin courageux, éclate
là où le blessé palpitant se noie,
et fleurit, et se trouve.
Je suis blessé, regardez-moi: j'ai besoin d'autres vies.
Celle qui m'habite ne suffit pas pour la grande tâche
pleine du sang que je voudrais perdre par mes blessures.
Dites qui ne fut jamais blessé.
Ma vie est une blessure de joyeuse jeunesse.
Malheureux celui qui n'est pas blessé, qui ne se sent jamais
blessé par la vie, qui ne se repose pas sur la vie
joyeusement blessé!
Si l'on va avec joie aux hôpitaux,
ils deviennent des jardins de blessures entrouvertes,
de lauriers-roses fleuris devant la chirurgie
des portes ensanglantées.
II
Pour la liberté, mes jeux et mes mains,
comme un arbre charnel, généreux et captif,
je les donne aux chirurgiens.
Pour la liberté je sens davantage de cœurs
que de sables dans ma poitrine: ils donnent de l'écume à mes veines
et je rentre dans les hôpitaux, et je rentre dans les ouates
comme dans des lys.
Pour la liberté, je me défais à coups de feu
de ceux qui ont roulé sa statue dans la boue.
Et je me défais violemment de mes pieds, de mes bras,
de ma maison, de tout.
Parce que là où des orbites vides verront le jour,
elle mettra deux pierres qui regarderont le futur,
et elle fera que de nouveaux bras et de nouvelles jambes poussent
dans la chair abattue.
Retourneront ailées de sève sans automne
les reliques de mon corps que je perds à chaque blessure.
Parce que je suis comme l'arbre abattu, qui reverdit:
parce que j'ai encore la vie.
Pour la liberté, je me défais à coups de feu
de ceux qui ont roulé sa statue dans la boue.
Et je me défais violemment de mes pieds, de mes bras,
de ma maison, de tout.
Parce que là où des orbites vides verront le jour,
elle mettra deux pierres qui regarderont le futur,
et elle fera que de nouveaux bras et de nouvelles jambes poussent
dans la chair abattue.
Retourneront ailées de sève sans automne
les reliques de mon corps que je perds à chaque blessure.
Parce que je suis comme l'arbre abattu, qui reverdit:
parce que j'ai encore la vie.
Champ de blé aux corbeaux, Vincent Van Gogh |
Miguel Hernández
Traduction de Sara Solivella et Philippe Leigne
Todo está lleno de ti...
y todo de mí está lleno:
llenas están las ciudades,
igual que los cementerios
de ti, por todas las casas,
de mí, por todos los cuerpos.
Por las calles voy dejando
algo que voy recogiendo:
pedazos de vida mía
venidos desde muy lejos.
Voy alado a la agonía,
arrastrándome me veo
en el umbral, en el fondo
latente del nacimiento.
Todo está lleno de mí:
de algo que es tuyo y recuerdo
perdido, pero encontrado
alguna vez, algún tiempo.
Tiempo que se queda atrás
decididamente negro,
indeleblemente rojo,
dorado sobre tu cuerpo.
Todo está lleno de ti,
traspasado de tu pelo:
de algo que no he conseguido
y que busco entre tus huesos.
Miguel Hernández
Lucía
Vuela esta canción para ti, Lucía: la mas bella historia de amor que tuve y tendré.
Es una carta de amor que se lleva el viento pintado en mi voz
a ninguna parte, a ningún buzón
No hay nada más bello que lo que nunca he tenido
Nada más amado que lo que perdí.
Perdóname si hoy busco en la arena una luna llena que arañaba el mar.
Si alguna vez fui un ave de paso, lo olvide para anidar hoy en tus brazos.
Si alguna vez fui tierno y fui bueno, fue enredado en tu cuello y tus senos.
Si alguna ve fui sabio en amores, lo aprendí de tus labios cantores.
Si alguna vez amé, si algún día después de amar, amé, fue por tu amor, Lucía, Lucía.
Tus recuerdos son cada día más dulces: el olvido sólo se llevó la mitad.
Y tu sombra aún se acuesta en mi cama con la oscuridad, entre mi almohada y mi soledad
Pueblo Blanco
Colgado de un barranco duerme mi pueblo blanco bajo un cielo que, a fuerza de no ver nunca el mar, se olvidó de llorar. Por sus callejas de polvo y piedra por no pasar, ni pasó la guerra. Sólo el olvido camina lento bordeando la cañada donde no crece una flor ni trashuma un pastor. El sacristán ha visto hacerse viejo al cura. El cura ha visto al cabo y el cabo al sacristán. Y mi pueblo después vio morir a los tres...
Y me pregunto por qué nace la gente si nacer o morir es indiferente.
De la siega a la siembra se vive en la taberna. Las comadres murmuran su historia en el umbral de sus casas de cal. Y las muchachas hacen bolillos buscando, ocultas tras los visillos, a ese hombre joven que, noche a noche, forjaron en su mente. Fuerte para ser su señor. Tierno para el amor. Ellas sueñan con él, y él con irse muy lejos de su pueblo. Y los viejos sueñan morirse en paz, y morir por morir, quieren morirse al sol. La boca abierta al calor, como lagartos. Medio ocultos tras un sombrero de esparto. Escapad gente tierna, que esta tierra está enferma, y no esperes mañana lo que no te dio ayer, que no hay nada que hacer. Toma tu mula, tu hembra y tu arreo. Sigue el camino del pueblo hebreo y busca otra luna. Tal vez mañana sonría la fortuna. Y si te toca llorar es mejor frente al mar.
Si yo pudiera unirme a un vuelo de palomas, y atravesando lomas dejar mi pueblo atrás, os juro por lo que fui que me iría de aquí... Pero los muertos están en cautiverio y no nos dejan salir del cementerio.
Joan Manuel Serrat
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