En verdad no hay historia.
Desde la madrugada todo está quieto
Y la niebla oculta los caminos.
A través de los árboles
Las palabras
sigilosamente
Se transforman en dibujos crueles
Signos cerrados de erotismo
Que aparecen rodeados de miedo y de misterio.
El gris destierra el día.
Pero yo sé que es temprano.
Me duele el cuerpo de andar a ciegas
Y toco la fuerza de los troncos que no hablan.
No es un cuento:
Las letras me recorren ávidas,
Con rabia
Y huyen de mí
Sin revelar errores.
¡Infelices palabras!
No hay trama ya en el parque.
Soy yo sin follajes
Y bajo el farol del centro
La luz
en precipicio
Se apropia de mi boca.
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