viernes, mayo 06, 2016

Canción Del Que Parte


Por la virtud del alba
quieres cambiar tu vida,
y aferrado a la jarcia
partes sin rumbo conocido.

Todo es propicio, los acantilados
y el arrecife duermen en la espuma,
tan sólo una gaviota espera
sobre el palo mayor de caoba y de luna.

Quizá te aguarden para darte
el amor y la palma del vino
o en la orilla sin nombre,
pescadores vestidos de un luto azul.

Vas solo con tu alma, barajando
canciones y presagios
que hablan del bosque donde la hierba es tenue,
lejos de la desgracia que en ti se confabula.

A tu paso verás las islas
que otorgan el sonido de un caracol,
verás tu casa, el humo
que ya aspiraron otros en la aurora.

Mas, ay, si te detienes
tal vez allí se acabe tu destino;
¿y quién podrá salvarte,
quién te daría lo que buscas entre hadas?

Duro es partir a la fortuna;
el hombre solo cierra los ojos ante el cielo
y oye su propia historia
si se rompe el encanto.

Pero, si quieres seguir, sigue
con la felicidad entre tu barca,
todo está a tu favor, el cielo, la lejanía que se abre
como el amor, como la muerte.





Giovanni Quessep


Adriana



"Double virginité
Corps où rien n'est immonde
Ame où rien n'est impure" .
Victor Hugo ( Feuilles d'automne )



Noble como la cándida adorada
Del inmortal poeta florentino,
Corona de la frente inmaculada
El dorado cabello
Que sobre el hombro flota en blondos rizos,
Perdida en el espacio la mirada
Como se pierde en su conjunto bello
La de aquél que contempla sus hechizos.

Hay infinita luz que reverbera
En el azul de sus divinos ojos
Cual de limpio zafiro en los cristales.
Una expresión de majestad serena
De pudor y recato virginales
Vela la gracia de sus labios rojos,
Y es a la vez misterioso encanto,
Lumbre, murmullo, vibración y canto!

Su voz tiene las notas armoniosas
De la del ave que en blando nido
de su impotencia de volar se queja,
Llena de suavidad, llena de calma
Su cariñosa frase siempre deja
Una estela de perlas en el alma.

Tiene la delicada transparencia
De las húmedas hojas de las lilas
Y ni una leve mancha en la conciencia
Y ni una leve sombra en las pupilas.

Es una reunión encantadora
De lo más dulce que la vida encierra
A los rosados rayos de la aurora
Hecha, del aire en los azules velos,
Con lo más delicado de la tierra
Y lo más delicado de los cielos!






José Asunción Silva



martes, mayo 03, 2016

Elogio De La Lejanía


En la fuente de tus ojos
viven las redes de los pescadores de la mar del extravío.
En la fuente de tus ojos
el mar cumple su promesa.
Aquí arrojo yo,
un corazón que se detuvo entre los hombres,
mi ropa y el esplendor de un juramento:

Más negro en lo negro, más desnudo voy.
Sólo infidente soy fiel.
Yo soy tú si yo soy yo.

En la fuente de tus ojos
desvarar suelo y sueño un rapto.


Una red prendió una red:
nos separamos enlazados.

En la fuente de tus ojos
un ahorcado estrangula la soga.





Paul Celan


Fuga De La Muerte


Negra leche del alba la bebemos al atardecer
la bebemos a mediodía y en la mañana y en la noche
               bebemos y bebemos
cavamos una tumba en el aire no se yace estrechamente en él
Un hombre habita en la casa juega con las serpientes escribe
escribe al oscurecer en Alemania tus cabellos de oro Margarete
lo escribe y sale de la casa y brillan las estrellas silba a sus
           mastines
silba a sus judíos hace cavar una tumba en la tierra
ordena tocad para la danza



Negra leche del alba te bebemos de noche
te bebemos en la mañana y al mediodía te bebemos al atardecer
         bebemos y bebemos
Un hombre habita en la casa juega con las serpientes escribe
escribe al oscurecer en Alemania tus cabellos de oro Margarete
tus cabellos de ceniza Sulamita cavamos una tumba en el aire no
se yace estrechamente en él
Grita cavad unos la tierra más profunda y los otros cantad sonad
empuña el hierro en la cintura lo blande sus ojos son azules
cavad unos más hondo con las palas y los otros tocad para la
       danza


Negra leche del alba te bebemos de noche
te bebemos al mediodía y la mañana y al atardecer
          bebemos y bebemos
un hombre habita en la casa tus cabellos de oro Margarete
tus cabellos de ceniza Sulamita él juega con las serpientes
Grita sonad más dulcemente la muerte la muerte es un maestro
          venido de Alemania
grita sonad con más tristeza sombríos violines y subiréis como
          humo en el aire
y tendréis una tumba en las nubes no se yace estrechamente allí


Negra leche del alba te bebemos de noche
te bebemos a mediodía la muerte es un maestro venido de
           Alemania
te bebemos en la tarde y la mañana bebemos y bebemos
la muerte es un maestro venido de Alemania sus ojos son azules
te hiere con una bala de plomo con precisión te hiere
un hombre habita en la casa tus cabellos de oro Margarete
azuza contra nosotros sus mastines nos sepulta en el aire
juega con las serpientes y sueña la muerte es un maestro venido
           de Alemania
tus cabellos de oro Margarete
tus cabellos de ceniza Sulamita.






Paul Celan


domingo, mayo 01, 2016

Constancia De Mujer


Un día entero me has amado.
Mañana, al marchar, ¿qué me dirás?
¿Adelantarás la fecha de algún voto recién hecho?
                                      ¿O dirás que ya
no somos los mismos que antes éramos?
¿O que de promesas hechas por temor reverente
del amor y su ira, cualquiera puede abjurar?
¿O que, como por la muerte se disuelven matrimonios verdaderos,
así los contratos de amantes, a imagen de los primeros,
atan sólo hasta que el sueño, imagen de la muerte, los desata?
¿O es que para justificar tus propios fines
por haber procurado falsedad y mudanza, tú
no conoces sino falsedad para llegar a la verdad?
Lunática vana, contra estos subterfugios podría yo
                     argumentar, ganando, si lo hiciera.
                     Pero me abstengo,
porque mañana puede que yo así también piense. 







John Donne

Versión de Purificación Ribes



viernes, abril 29, 2016

Alguien Se Salva Por Escuchar Al Ruiseñor


Digamos que una tarde
el ruiseñor cantó
sobre esta piedra
porque al tocarla
el tiempo no nos hiere
no todo es tuyo olvido
algo nos queda
Entre las ruinas pienso
que nunca será polvo
quien vio su vuelo
o escuchó su canto.





Giovanni Quessep



lunes, abril 25, 2016

Consuelo


Por las calles de la ciudad va mi amor. Poco importa
a dónde vaya en este roto tiempo. Ya no es mi amor: el
que quiera puede hablarle. Ya no se acuerda: ¿quién en
verdad le amó?

Mi amor busca su semejanza en la promesa de las
miradas. El espacio que recorre es mi fidelidad. Dibuja
la esperanza y en seguida la desprecia. Prevalece sin
tomar parte en ello.

Vivo en el fondo de él como un resto de felicidad.
Sin saberlo él, mi soledad es su tesoro. Es el gran meridiano
donde se inscribe su vuelo, mi libertad lo vacía.

Por las calles de la ciudad va mi amor. Poco importa
a dónde vaya en este roto tiempo. Ya no es mi
amor: el que quiera puede hablarle. Ya no se acuerda:
¿quién en verdad le amó y le ilumina de lejos para que
no caiga?




René Char


jueves, abril 21, 2016

El Amor Después Del Amor


El tiempo vendrá
cuando, con gran alegría,
tú saludarás al tú mismo que llega
a tu puerta, en tu espejo,
y cada uno sonreirá a la bienvenida del otro,
y dirá, siéntate aquí. Come.
Seguirás amando al extraño que fue tú mismo.
Ofrece vino. Ofrece pan. Devuelve tu amor
a ti mismo, al extraño que te amó
toda tu vida, a quien no has conocido
para conocer a otro corazón,
que te conoce de memoria.
Recoge las cartas del escritorio,
las fotografías, las desesperadas líneas,
despega tu imagen del espejo.
Siéntate. Celebra tu vida.






Derek Walcott



miércoles, abril 20, 2016

Reiteraciones Del Agua


I

La tímida cornisa
se asoma a la tormenta
tu corazón de lluvia
entre mis ojos



II

Haz serpear sobre mi piel
el gélido cristal que entre tu fuego bebe
y desata la voz para ofrendarte
con el último relámpago del día
al giro cadencioso de este azar
ondas que son ya un mar
en la densidad del aire
y el eco aquí
donde la soledad persiste
en tránsito de brisa



III

Entre el sueño
amurallado por los párpados
el tímido cauce
busca tu orilla
mi lengua toda sed
en la corteza anhelante
evapora la sal
recorre la pendiente
como brisa que cruza
donde la libertad te tiembla



IV

El curso olvidadizo de riachuelos
de gotas de sudor empecinadas
acrecienta la sed de la raíz
manos como un lento rebaño
sobre el campo embriagado
por el aroma de la entraña sombría
la profunda cascada de rubíes
configura la paz
de una fatiga abierta
entre los pliegues



V

Entonces sorprendía
tu rostro flotando por mi cuerpo
como un agua sin bordes
abandonada súbitamente
cual fotografía olvidada en un cajón
ya solo luz tenue y transparencia
tu piel recubierta
tendida entre lo blanco
provocación de párpados y labios
contra mi ojo anochecido
de ausencias



VI

Un aire escindido en la garganta
convoca nuestros cántaros al río.







Carlos Ciro



Walt Whitman


Porque en algún momento mencionó las fronteras
sabiendo que no existían fronteras
y que nada era seguro, ni las cosas sencillas que
                                                                     no existen,
celebro a Whitman y en su voz me pierdo
porque conviene más saberlo cerca para poder
                                                                       abandonarlo
inventando otro diálogo de dejaciones que avancen,
o proximidades más propias para celebrar el tiempo.

Canto de sí mismo, yo me canto
y me apropio de mí, de los que vienen
porque así lo pediste y yo me creo
y creo en mi época de tristezas vanas y de muerte,
y en el futuro tan vano de tanta vida que no tendré.

No soy original, tú lo dijiste, y no he de serlo
porque no significa nada.
Porque hablamos del mar, y tocamos el mar, y
                                                           viajamos el mar,
porque todo es sequedad
y vemos lo que podemos ver del pasado y del
                                                               presente.

Porque no conocimos el verdadero río ni al
                                                          verdadero hombre,
y saltamos sobre el estiércol y construimos sobre él.
Porque arrojamos discursos sobre la tierra mojada
                                                             y sobre la tierra seca,
y nos hacemos preguntas para pensar el tiempo,
porque incomoda el tiempo.

Entonces, yo lo digo para que tú lo celebres.
¡Incorregible melodía!
Tocas mi oído aunque no te pedí.
La sé desde siempre y no me hace feliz.
Tú te hiciste feliz invitando a tu alma a observar
                                        un tallo de hierba del verano.

Nosotros observamos los tallos de la única estación
y somos con el misterio débiles.
No tenemos tu aplomo, Walt Whitman.
Te hemos ganado en muerte.






Tallulah Flores Prieto



Naturaleza Muerta


En verdad no hay historia.
Desde la madrugada todo está quieto
Y la niebla oculta los caminos.
A través de los árboles
Las palabras
                 sigilosamente
Se transforman en dibujos crueles
Signos cerrados de erotismo
Que aparecen rodeados de miedo y de misterio.

El gris destierra el día.
Pero yo sé que es temprano.
Me duele el cuerpo de andar a ciegas
Y toco la fuerza de los troncos que no hablan.

No es un cuento:
Las letras me recorren ávidas,
Con rabia
Y huyen de mí
Sin revelar errores.

¡Infelices palabras!
No hay trama ya en el parque.
Soy yo sin follajes
Y bajo el farol del centro
La luz
                en precipicio
Se apropia de mi boca.







Tallulah Flores Prieto


martes, abril 19, 2016

Canto Del Alegre Deseo


Duendecillos de alegrísimos pies recorren mi sangre
y un pájaro, como una vívida llama,
se detiene sobre mi frente.

Una hermosa mujer vestida de amarillo
en la noche vino y besó mis labios.
Una hermosa mujer con un ramo de espigas
entre los brazos, besó mis labios.

Me levanté desnudo y encendido.
Todavía colgaban lianas de la luna
y el agua, como un pez de azogue
reía y saltaba entre las constelaciones.

Por un oculto sendero subí a la montaña
muda y poderosa recostada en la noche.
Me guiaba un geniecillo verde de dorados ojos
que a ratos descansaba en la palma de mi mano.

Entre las zarzas escogí las más dulces moras.
Le robé flores de fuego a la cayena y al bucare.
A la orilla de un charco corté una larga espiga de caña
que lentamente se mecía sobre el rostro de la luna.

Asomada por el ojo de un último lucero, la madrugada
me vio persiguiendo la lapa de suave carne rosada.
Yo agitaba al aire mi arco flexible, y mojaba mi rostro
en el agua del alba y el sol naciente prendía brasas
en mis huellas caídas entre las hierbas.

Una hermosa mujer vestida de amarillo
en la noche vino y besó mis labios.

Para ella he limpiado el camino y he encendido la hoguera.
Para ella he regado con flores el umbral de mi choza.
Para ella he cortado una espiga y he cosechado las moras
y alegremente he cazado por quebradas y por laderas.

Tengo una colcha de gayos colores, un lecho de hojas y pajas.
Tengo una pulsera de hueso y un collar de dientes pintados.
Dulcemente transido de un ansia infinita, entre el sol y la sombra,
mi cuerpo gimiendo la espera.







Juan Liscano


lunes, abril 18, 2016

Hija Del Mar Y De La Noche


A María Valencia



Golpéanos con tu cabellera
hija del mar y de la noche.
Golpéanos con tu cabellera
que despierta las ostras verdes,
los caracoles rojos, la estrellamar,
dormidos en la arena.

Las rocas duras sueñan con tu ternura,
las palmeras negras se ennegrecen más
para hacerte blanca
y las manos del viento quieren ser raíces
para envolverte y arrancar de ti.

Yo me yergo en una hora de olvido y de asesinatos
para salvar tu gran silencio y tu sombra pura.
Yo me pongo a hablar con el suave rumor de tus alas
y es como si me florecieran dalias en los labios.

Golpéanos con tu cabellera
hija del mar y de la noche.
Enciende nuestras venas y nuestras sienes
y la pálida llama de nuestros corazones.

Porque la más espesa ola de aceite cubre los mares.
Porque la más candente ola de llanto seca los bosques.
Porque la más amarga ola de vinagre roe los labios.
Porque asesinos de débiles brazos cortan las flores.
Danos el misterio de tus ojos abiertos como tenebrosas orquídeas.
Danos el misterio de tus axilas que llaman más allá de los muros.
Danos el misterio, de nuevo, para que aneguemos en su clara y milagrosa sombra
esta pequeña angustia retorcida como una culebrilla de hiel.

Golpéanos con tu cabellera
sombría madre de iluminados senos.
El mundo quiere la magia de los primeros días
o la sangre fría de las últimas anunciaciones.

Los hombres se empequeñecen buscando las cosas caídas.
Buscando el reflejo del agua, del fuego, del viento,
de la piedra perenne alzada como un Dios antiguo que no deja de ser.
Y el agua, el fuego, el viento, la piedra permanecen intactos,
desoladamente vivos, emergiendo del mar de cenizas que cubre las urbes.
He aquí por qué yo sueño con un alba de flautas y de árboles.
Por qué yo busco el misterio de tu densa cabellera marina.
Por qué yo muerdo el dolor de mis manos que no pueden sembrar
ni una lágrima.

Me adelanto más allá de mí mismo y grito con tu boca,
agito mis manos con tus dedos ensortijados,
me salgo de mi cuerpo para subir hasta tu cadera caliente,
y digo que te he visto caminando por la ruta de los puntos cardinales,
que te he visto detenida entre la luna y los peces azules,
que un lirio sangraba entre tus manos sensitivas
y que sobre tus hombros desplegaba sus alas el gran murciélago.
Y digo que venías como mensajera de nuevos designios,
como un cuchillo de sacrificio relamido por el fuego,
como un iluminado barco de divinidades tutelares.
Y digo que era más grande que el hombre, más grande que su angustia,
más honda que el árbol de venas cortadas
porque la paz y la vida estaban a los pies de tu impenetrable cabellera.

Hija del mar y de la noche
vuelca sobre la frente del hombre
la lágrima roja de un pez.
Vuelca sobre su pecho, sobre sus frágiles muslos,
la savia del árbol más pequeño y más humilde,
y golpéalo con tu cabellera
¡Ah golpéalo!
hasta que le nazcan del cuerpo las siete espigas de sangre que oculta el sembrador.




Juan Liscano


domingo, abril 17, 2016

Sublime Pasión


Pasión
Es el delirio de quien se entrega
El arrebato de la ola
La raíz de la locura

Pasión
Es luz negra que obnubila y ciega
Mar que se teme y se navega
Ansía sublime de aventura

Pasión
Es el abismo de quien se apega
La flor bendita que la oscuridad riega
La otra cara del juramento

Pasión
Es la sorpresa que nadie rechaza
El destino de quien no tiene sosiego
El misterio entre la espera y la conquista

Pasión
Extraña doctrina que no se predica
Extraño placer inmortal que nunca dura

Pasión
Es un tren que entristece y alegra
Momento en que el amor quiebra la regla
En el corazón de toda criatura.







Paulo Cesar Pinheiro

Versión libre al español de Mauricio Alejandro Moreno








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Sublime Pasión en la voz de Paulo Cesar Pinheiro:

Hombre De Silencios


Su silencio camina como un hombre
por el llano de espinas y espejismos.
Arde y crepita un aire de chicharras.
La luz se quiebra como un leño seco.

Con su carga de sol echada al hombro,
su carga de saliva amarga y hambre,
su carga de palabras nunca oídas,
nunca dichas, ocultos minerales,
con su carga de soles y silencios
está cruzando un hombre el mediodía.

Le acechan ojos de la sed -y sigue-
ojos de arena y grieta, ojos de espinas.
Le acechan ojos de la luz -y sigue-
ojos de llama blanca y de carbones.

Reptan los ojos de la fiebre, atisban,
despiden babas, arman aguijones.
Aguas distantes abren como fauces
ojos color de légamo, ojos saurios.
Sacan colmillos curvos, sacan uñas
ojos de polvo de oro y terciopelo.
Plumajes de voraces ojos vuelan.
Ojos lisos, sin párpados, le espejan.

También la muerte acecha
escondida en los ojos del paisaje.
Sacude sus pulseras de velludas arañas,
su collar de mandíbulas caribes,
baila, agita en la mano
zumbante vara de moscones verdes,
suelta pieles de sierpe y espinazos de raya,
juega con los espejos,
traza curvas y círculos de lumbre
que estallan como pólvora,
hace girar embudos de polvo y vientos negros,
sopla montes de arena, hincha cabezas de agua
y al caer de la tarde
mientras chilla un crepúsculo de monos
se sale de los ojos del paisaje
y mira con los suyos
con sus ojos de cuarzo y de mercurio.

Está mirando al caminante íngrimo,
a un hombre de silencios que se dobla
bajo el peso del hambre y de la sed;
le está mirando andar por la llanura
hacia más nunca y hacia siempre solo.

Mas en él anda un pueblo de hombres solos,
de soledades que sonríen yuntas,
de silencios que nombran la esperanza.
Andan en él una mujer de sombras,
un niño de maíz, un asno flaco.

Pasan lunas, rebaños, y días vegetales,
crecen zarzas, ciudades, hongos, yermos,
se despeñan crecientes roedoras
y se agrieta la tierra, desollándole,
y corre, al fin del sueño, un río manso
tocando entre bambúes, una marimba de agua.

Por una tierra sequía y lumbre,
hacia más nunca y hacia siempre solo
camina un hombre a quien la muerte mira.
Lleva una sed de siglos Orinoco
que no es, acaso, de agua.
Lleva un hambre tamaño de la selva
que no es de pan tan sólo.

Lleva una tierra, un signo, un pueblo amigo,
un férvido propósito de andar,
un cansancio vencido que florece,
lleva en fin, una mañana hacia su casa
y la muerte que vela entre dos sombras
como un negro relámpago de luz
cierra los párpados,
deja que hacia mañana pase el hombre.




Juan Liscano