Agamenón
no hagas de mí una mala mujer
EURÍPIDES
Estaba hilando la lana que yo misma
le había preparado con todo mi cuidado
y conversaba alegre entre las amigas
cuando tu carta —Agamenón— anunció
algo que trastornó el rostro de la joven
princesa nuestra hija Ifigenia la atrida
Casarla con Aquiles le proponías por escrito
y nos pusimos tan contentas las dos
No importa que Artemisa la hubiera llevado
—rescatándola de la muerte que tú
su padre le ofrecías escondida en la promesa
de matrimonio— a Táuride como sacerdotisa
Lo que importan son tus intenciones de crimen
Y lo que importa ahora —perro— es que estés
pudriéndote allá en la llanura desolada
y tu cadáver fétido sea devorado por los buitres
Clitemnestra y Egisto a punto de matar a Agamenón. Pintura de Pierre Narcisse Guérin. Museo del Louvre. |
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