martes, agosto 16, 2016

Belkis



Se siente un tanto apenada aunque el cargamento
es de fábula y tan pesado que los carruajes
se atoran en la arena fangosa del camino
Esperó varios años para decidirse a visitarlo
Su prestigio de sabio y magnánimo es conocido
en todos los inacabables confines de la tierra
Se pondera tanto la belleza del espíritu
del rey de los hebreos que ella está enamorada
sin conocerlo y le lleva tantos bellos regalos
como pudo recoger en el legendario Ofir
que otros llaman Saba y los que pudo adquirir
en donde le fue posible y le lleva su cuerpo
—que igualan los que la conocen a Astarté— la luna
como el más escogido presente de la naturaleza
Cuando Belkis llegue a Jerusalén y Salomón
la reciba sabrá ella lo que es un rey
que se disputan todas las noches seiscientas concubinas
Lo que es un amante fuerte y lujurioso que la
acueste en lecho de plumas de pájaros
y la posee una y otra vez con deseo incontenible
Sabrá lo que es un hebreo sano inteligente y bueno
de esos que la Biblia elogia antes que aparezca
el mito de Jesucristo sin cultura sin falo
y sin ninguna bondad memorable conocida



La Reina de Saba en su encuentro con el Rey Salomón


Raúl Gómez Jattin


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