lunes, agosto 15, 2016

Hallazgo


Como una pequeña escultura
desenterrada
y devuelta a su nicho en el templo.

De una perfección
que asombra en estos tiempos,
y que obliga a pensar
en el dominio del material
por su artífice,

en su musa inspiradora.

También en la maleable amalgama
que con mármol y piedras
de un color siempre vivo,
conformó y dio un soplo
a lo que la misma naturaleza desconocía.
A aquélla de la cual dar razón
de este modo y no de otro
—con su blanco y delicado vientre—
—con la altiva redondez de sus senos—
—con el amoroso ofrecimiento de su alma—,

mudándola en ídolo
y alojándola en un recinto,

pues tarea humana
es también fabricar la inmortalidad.

Y que ahora después de siglos
vuelve a su lugar,
—desenterrada y centelleante—,

permitiéndome así hablar de tu belleza.




La joven tarantina. Alexandre Schoenewerk, 1871. Musée d’Orsay, Paris.


Elkin Restrepo




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