Si el camino que tomaras
no fuera el tuyo,
ni tuyo tampoco el salmo
que en la oscuridad pronuncias
(aquél que en verdad espanta
culpas y demonios).
Si el amor, dándote a escoger,
te negara
la mujer que sólo era tuya.
Si la vida en lugar de una cosa,
te diera otra,
y otro fuera el remedio
para tus males.
Si siendo tú,
fueras también ése o aquél,
¿qué cielo mirarían,
de quién recibirían perdón,
el blanco de tus huesos?
¿De qué Dios serían siervos
los dones que te pierden?
¿De quién los caminos
que no van a ningún lado?
Y saber que quien va,
nunca vuelve.
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