viernes, junio 12, 2015

El Cuerpo, Instrumento Divino


Moralina, cuando en mis brazos arde,
     fiera la llama de su aposento carnal,
     me dice: “ No te dejaré nunca, no.”
     Yo, aunque mortal, de estas cosas algo sé.
     No es a mí a quien su lengua jura lealtad.
     Es al dios quien ha poseído mi cuerpo
     para así poder tenerla en sus redes, prisionera.



Cayus Generosus Erigo
Traducción de Justo Ernesto Paladín

Versión de Jandey Marcel Solviyerte


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