viernes, junio 12, 2015

Sísifo


Este fardo invisible que transportamos, 
es semejante al de Sísifo: 
logramos llevar la roca arriba, un poco más cada día 
cuando de pronto algo surge y nos retrocede. 

De la mañana a la noche y por una necesidad de hierro 
levantamos tú y yo y cada uno nuestra roca. 
Desde debajo de la montaña, contemplando el borde del cielo muy lejos. 
Con el miedo oculto en el corazón 
o con el coraje tranquilo de los varones. 

Pero habrá un día, un momento que no conocemos, 
en que tú, filisteo exitoso 
que vas por la carretera limpia, nueva, 
a quien encuentro cada mañana y veo subir 
más cómodo, sonriendo,
y yo que asciendo tan trabajosamente 
el terrible camino vertical, 
devorado por la ansiedad, 
entre la humillación y la sospecha, 
no miraremos más la linde lejana, sobre nuestras cabezas.

Cumplido el oficio 
tu mano y mi mano dejarán la llave en el bolsillo 
y la roca quieta.





Mario Rivero




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