domingo, junio 14, 2015

Valmiki


 
He olvidado ya
el rostro que tuve,
de tanto soñarlo,
de tanto suplantarlo.
Sólo conservo el dolor
de su ausencia,
cierto aroma a renunciación.
He olvidado ya
el rostro que tuve,
de tantos usados,
de tantos que soy.
Sólo conservo
esta sonrisa que arrullo,
señal de cierta guardada
plenitud.









 

 













 

 

Vladimir Montoya Gómez

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