A Tirsa se lo metía detrás de la puerta
de la vieja casa de Catalina Safar viuda de Jattin
Junto al mar
Tenía un deseo tan desesperado
de meterle la mano entre las piernas y tocarle
el centro de su ser De acariciar su pelambre
Que languidecía al almuerzo
mientras me sobaba la bragueta
Tenía una vía de acceso muy estrecha
olorosa a manteca de cocina Pero a mí
me gustaba Es decir me enloquecía
A los nueve años tenía una mujer de trece
Caliente como perra en celo Aunque
tenía cara de gata ¡No joda! ¡A los nueve!
Hoy me asombro Pero entonces le echaba
hasta dos polvos en la tarde
Cuando me sacaba hasta la última gota
de semen Pellizcaba mi cara con malicia
y me decía "Vaya donde su abuela a que
le limpie el culo que se cagó de la arrechera"