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viernes, julio 12, 2024

Ars Poética



Que cada palabra lleve lo que dice.
Que sea como el temblor que la sostiene.
Que se mantenga como un latido.


No he de proferir adornada falsedad ni poner tinta dudosa ni añadir brillos a lo que es.
Esto me obliga a oírme. Pero estamos aquí para decir verdad.
Somos reales.
Quiero exactitudes aterradoras.
Tiemblo cuando creo que me falsifico. Debo llevar en peso mis palabras. Me poseen tanto como yo a ellas.
Si no veo bien, dime tú, tú que me conoces, mi mentira, señálame la impostura, restriégame la estafa. Te lo agradeceré, en serio.


Enloquezco por corresponderme.
Sé mi ojo, espérame en la noche y divísame, escrútame, sacúdeme.















Rafael Cadenas



domingo, septiembre 12, 2021

Pero el tiempo me había empobrecido...



Pero el tiempo me había empobrecido.


Mi único caudal eran los botines arrancados al miedo.


De tanto dormir con la muerte sentía mi eternidad. De noche deliraba en las rodillas de la belleza. Presa de tenaces anillos, a pesar de mi parsimonioso continente de animal invicto me guardaba de la transitoriedad ínsita a mis actos.


Magnificencia de la ignorancia. Brujos solemnes habían auscultado mi cuerpo sin poder arribar a un dictamen. Sólo yo conocía mi mal. Era -caso no infrecuente en los anales de los falsos desarrollos- la duda.


Yo nunca supe si fui escogido para trasladar revelaciones.


Nunca estuve seguro de mi cuerpo.


Nunca pude precisar si tenía una historia.


Yo ignoraba todo lo concerniente a mí y a mis ancestros.


Nunca creí que mis ojos, orejas, boca, nariz, piel, movimientos, gustos, dilecciones, aversiones me pertenecían enteramente.


Yo apenas sospechaba que había tierra, luz, agua, aire, que vivía y que estaba obligado a llevar mi cuerpo de un lado a otro, alimentándolo, limpiándolo, cuidándolo para que luciera presentable en el animado concierto de la honorabilidad ciudadana.


Mi mal era irrescatable.


Me sentía solo. Necesitaba a mi lado una mujer silenciosa, paciente y dúctil que me rodease con una voz.


Yo era un rey de infranqueable designio, de voluntad educada para la recepción del acatamiento, de pretensiones que hacían sonreír a los duendes.


Un rey niño.


Cuando advino, inopinadamente, una era de pobreza, perdí mi serenidad.


Mis pasiones absolutas -entre ellas el amor, que para mí era totalidad- fueron barridas.


En suma, yo era una pregunta condenada a no calzar el signo de interrogación. O un navío que se transformaba en fosforescente penacho de dragón. O una nube que se demudaba conforme al movimiento.


Habitaba un lugar indeciso.


Mi historia era un largo recuento de inauditas torpezas, de infértiles averiguaciones, de fabulosas fábricas.


Un dios cobarde usurpaba mis aras.


Él había degollado el amor frente a una reluciente laguna, en un bosque de caobos. Huía mugiendo sábanas ensangrentadas. Escapaba del recinto feliz. Las nubes eran símbolos zoológicos de mi destierro.


El amor me conducía con inocencia hacia la destrucción.


El odio, como a mis mayores, me fortalecía.


Pero yo era generoso y sabía reír.


Como no soportaba la claridad, dispuse entre anaranjados estertores de sol mi regreso hacia el final. Las aguas me condujeron como el sensitivo lleva la pesadilla. Volví insomne al lugar de la ficción.











The Clue, de Osnat Tzadok










Rafael Cadenas




domingo, julio 16, 2017

Sólo tú misma en el acto...

Sólo tú misma en el acto. Extendida, carnosa, húmeda. Un temblor sin lapso. Sin equívoco. Torbellino en torno de la flor de blando terciopelo, acorazonada, que nace del clima de tus piernas como un grito nocturno. Flor que se liba. Sombra de flor. En la sinfonía ciega de las corrientes lozana forma de mis manos sin ojos. Cuerno remoto de los rendimientos. 


Llego navegando ondulaciones desesperadas. Soy dichoso.¿Cuál es el color de esta fruición desencadenada, cómo llamarla, qué dios nos ha entregado esta conjunción? Me iré, Venus, me iré, pero antes quiero apurar la copa. Ahogar los límites mollares, sofocar los cerrojos albeantes, vencer la sombra leda de la desnudez, sacrificar el sonrojo numerado.


No me marcharé hasta que esta vegetal confusión de ondas no se haya cumplido. En tanto mi animal lamedor no esté sosegado. 


Amo los blandos linderos de inefable tinte, ondulantes en la selva enana y espléndidamente libre que sobresale de tu cuerpo como mil vocecillas frutales, el letífico aroma, el muelle calor, el ansioso tremar. Toda tú adunada por mareas geométricas a mi piel. Toda presión, jadeo, huida, retorno, blancor, demencia. Nadadora. Extensión que amamanta mi vicio. Sombra del láudano bajo mi pesado tiempo.


No partiré sin llevar una hora feliz en la corola, giradora, vencida y celante de los ojos que como al sol te reciben.





Rafael Cadenas


viernes, julio 14, 2017

Imago



Cuando un rostro se vuelve amenazante, lo desdibujo pacientemente.
Empiezo por sus líneas, después me dedico a las sombras y dejo para el final sus sutiles celadas. Sólo trato de desarmar la figura.
Hay que impedir que mire desde su centro dinámico, quitarle ese halo de imán que desquicia, volverlo una mancha.
De noche practico esta cautela. Me acerco al rostro, recuerdo todos los incidentes, tomo un trapo húmedo, ordinario, maligno, con el que deshago suavemente el dibujo.
Cuando el cielo vuelve a ser blanco ya no queda nada.
No destruyo el rostro; lo suavizo y me pliego. Aprendo a convivir con él.
Es el recurso basto de quien exagera todas las líneas.
No es un trabajo fácil. Requiere un gran desasimiento. El apego, el apego es el enemigo. Con sus gomas alocadas da que hacer. Produce anexiones, pueriles violencias, enrarecimiento del aire.
Uso un procedimiento rudimentario, el que está a mi alcance, pues soy tosco.
Tuve que idear este método, extraño a mi ser, en una difícil época. Fue al término de una crisis.
Acababa de dejar la cáscara. La imaginación se había agotado. Sólo quedaban los objetos, los firmes objetos.





Rafael Cadenas


miércoles, julio 12, 2017

Si el poema no nace...


Si el poema no nace, pero es real tu vida,
eres su encarnación.
Habitas
en su sombra inconquistable.
Te acompaña
diamante incumplido.



Rafael Cadenas

lunes, julio 10, 2017

Fracaso


Cuanto he tomado por victoria es sólo humo.

Fracaso, lenguaje del fondo, pista de otro espacio más exigente, difícil de entreleer es tu letra.

Cuando ponías tu marca en mi frente, jamás pensé en el mensaje que traías, más precioso que todos los triunfos.
Tu llameante rostro me ha perseguido y yo no supe que era para salvarme.
Por mi bien me has relegado a los rincones, me negaste fáciles éxitos, me has quitado salidas.
Era a mí a quien querías defender no otorgándome brillo.
De puro amor por mí has manejado el vacío que tantas noches me ha hecho hablar afiebrado a una ausente.
Por protegerme cediste el paso a otros, has hecho que una mujer prefiera a alguien más resuelto, me desplazaste de oficios suicidas.

Tú siempre has venido al quite.

Sí, tu cuerpo, escupido, odioso, me ha recibido en mi más pura forma para entregarme a la nitidez del desierto.
Por locura te maldije, te he maltratado, blasfemé contra ti.

Tú no existes.
Has sido inventado por la delirante soberbia.


¡Cuánto te debo!

Me levantaste a un nuevo rango limpiándome con una esponja áspera, lanzándome a mi verdadero campo de batalla, cediéndome las armas que el triunfo abandona.
Me has conducido de la mano a la única agua que me refleja.
Por ti yo no conozco la angustia de representar un papel, mantenerme a la fuerza en un escalón, trepar con esfuerzos propios, reñir por jerarquías, inflarme hasta reventar.
Me has hecho humilde, silencioso y rebelde.
Yo no te canto por lo que eres, sino por lo que no me has dejado ser. Por no darme otra vida. Por haberme ceñido.

Me has brindado sólo desnudez.
Cierto que me enseñaste con dureza ¡y tú mismo traías el cauterio!, pero también me diste la alegría de no temerte.

Gracias por quitarme espesor a cambio de una letra gruesa.
Gracias a ti que me has privado de hinchazones.
Gracias por la riqueza a que me has obligado.
Gracias por construir con barro mi morada.
Gracias por apartarme.
Gracias.





Rafael Cadenas


jueves, noviembre 06, 2014

Nuevo Mundo



1

He quemado las fórmulas. Dejé de hacer exorcismos. Lejos, lejos queda el antiguo poder, mi legado. Hálito de fogata en mis narices, mi idioma desintegrado, la sombra todavía húmeda de un sortilegio. Como vena de agua en la oscuridad otra vida avanza. Todo el arrasamiento ha sido para desplazarme, para vivir en otra articulación.


2

Papeles del amanecer. Siempre hablan de la patria adoptiva, la que me ha dado. Hojas amontonadas como para una ceremonia. Sacrificio a un dios de ébano.


3

Esas escrituras invariables.

Siempre regreso al mismo idioma. Un cuero embrujado de animal.

Inatrapable, pero presente como la vida de un antepasado.

Tejido sobre el tejido, la lengua muerta del amor, fuego que me ha hecho
adicto a un culto insinuante. 



4

El amanecer no me devuelve el amuleto perdido. Desde una playa un anciano hace señales. Trato de regresar a los pozos, pero no sé el camino.


5

Entra mi sombra
Trae una serpiente, un búfalo, una mujer, una casa, 
un muelle. 

Intoxicación de cobres salvajes. 
Avanza, avanza. 
Droga. 
Se apodera de lo que miro. 
Va marcando aquí y allá, todo. 
Luego huye para unirse a un animal. 

Se pierde entre las hojas como un ave. 


6

Memoria que sale a buscar cosas huidizas. Posesiones que pertenecen menos a su dueño que al aire. Eso que un cofre de madera quiere proteger no nació para las palabras. Sólo yo me empeño en quitárselo a los ojos.

¿Qué lengua traerá los tesoros sin tocarlos? 
Al fondo un rey enfermo me ve partir. 
Yo le entrego un estuche con un rubí ansioso. 


7

Voy, abriéndome paso por entre la aspereza, al lugar donde está guardado
mi retrato futuro. 


8

Un fuego remoto me sostiene. De su aura roja tomo mis préstamos. 

Pasadizo hacia la incandescencia, no admites plazos. 


9

Orgía vegetal. 
Una mujer desnuda se acuesta bajo la lluvia. 
Texturas donde una ausencia se mira.
Caverna olorosa, condúceme. 


10

Légamos jamás recuperados.
De repente un roce. El universo de la piel. El hilo extraviado en el viaje. 
Estoy bañado por lo que vive, por lo que muere.
Cada día es el primer día, cada noche la primera noche, y yo, yo también
soy el primer habitante. 


Rafael Cadenas


martes, abril 15, 2014

Tú que caminas...


Tú que caminas esta noche en la soledad de la calle, vas llena de besos que no has dado.
Del amor ignoras la escritura prodigiosa.

Aunque no me conoces, en mi cuerpo tiembla el mismo mar 

que en tus venas danza.

Recibe mis ojos milenarios, mi cuerpo repetido, el susurro de mi arena.



Rafael Cadenas


sábado, junio 29, 2013

Derrota


Yo que no he tenido nunca un oficio

que ante todo competidor me he sentido débil
que perdí los mejores títulos para la vida

que apenas llego a un sitio ya quiero irme (creyendo que mudarme es una solución)
que he sido negado anticipadamente y escarnecido por los más aptos
que me arrimo a las paredes para no caer del todo
que soy objeto de risa para mí mismo
que creí que mi padre era eterno
que he sido humillado por profesores de literatura
que un día pregunté en qué podía ayudar y la respuesta fue una risotada

que no podré nunca formar un hogar, ni ser brillante, ni triunfar en la vida

que he sido abandonado por muchas personas porque casi no hablo

que tengo vergüenza por actos que no he cometido

que poco me ha faltado para echar a correr por la calle

que he perdido un centro que nunca tuve

que me he vuelto el hazmerreír de mucha gente por vivir en el limbo

que no encontraré nunca quién me soporte

que fui preterido en aras de personas más miserables que yo

que seguiré toda la vida así y que el año entrante seré muchas veces

más burlado en mi ridícula ambición

que estoy cansado de recibir consejos de otros más aletargados que yo

("Ud. es muy quedado, avíspese despierte")

que nunca podré viajar a la India

que he recibido favores sin dar nada a cambio

que ando por la ciudad de un lado a otro como una pluma

que me dejo llevar por los otros

que no tengo personalidad ni quiero tenerla

que todo el día tapo mi rebelión

que no me he ido a las guerrillas

que no he hecho nada por mi pueblo

que no soy de las FALN y me desespero por todas esas cosas y por otras

cuya enumeración sería interminable

que no puedo salir de mi prisión

que he sido dado de baja en todas partes por inútil

que en realidad no he podido casarme ni ir a París ni tener un día sereno

que me niego a reconocer los hechos

que siempre babeo sobre mi historia

que soy imbécil y más que imbécil de nacimiento

que perdí el hilo del discurso que se ejecutaba en mí y no he podido encontrarlo

que no lloro cuando siento deseos de hacerlo

que llego tarde a todo

que he sido arruinado por tantas marchas y contramarchas

que ansío la inmovilidad perfecta y la prisa impecable

que no soy lo que soy ni lo que no soy

que a pesar de todo tengo un orgullo satánico aunque a ciertas horas

haya sido humilde hasta igualarme a las piedras

que he vivido quince años en el mismo círculo

que me creí predestinado para algo fuera de lo común y nada he logrado

que nunca usaré corbata

que no encuentro mi cuerpo

que he percibido por relámpagos mi falsedad y no he podido derribarme,
barrer todo y crear de mi indolencia, mi flotación,
mi extravío una frescura nueva, y obstinadamente
me suicido al alcance de la mano

me levantaré del suelo más ridículo todavía para seguir burlándome de los otros

y de mí hasta el día del juicio final.


Rafael Cadenas.



sábado, febrero 23, 2013

You


Tú apareces,
tú te desnudas,
tú entras en la luz,
tú despiertas los colores,
tú coronas las aguas,
tú comienzas a recorrer el tiempo como un licor,
tú rematas la más cegadora de las orillas,
tú predices si el mundo seguirá o va a caer,
tú conjuras la tierra para que acompase su ritmo a tu lentitud de lava,
tú reinas en el centro de esta conflagración
y del primero
al séptimo día
tu cuerpo es un arrogante
                                                           palacio
donde vive
                               el
                                        temblor.



Rafael Cadenas




miércoles, enero 23, 2013

Quién es ese que dice...


Quién es ese que dice yo usándote y después te deja solo? No eres tú, tú en el fondo no dices nada. Él es sólo alguien que te ha quitado la silla, un advenedizo que no te deja ver, un espectro que dobla tu voz. Míralo cada vez que asome el rostro.

Rafael Cadenas