fatigada de anhelar para mi especie el milagro de la supervivencia y bienestar estilizados
no emprendí lucha, como otras hembras, para el orgasmo simulado o para el heredado espejismo conyugal
fui, eso sí, una mujer urbana, de postre a la cama y media suelta a la lengua, agudo filo en el diente, angustia inflada en la barriga y con sonrisa terriblemente abierta
la inconsciencia del arrojo hacia tu cuerpo-falo:
el error teórico-práctico que pagaré con creces
antes que las palabras me persigan
todavía antes que suceda el segundo para enunciarlas.
Fausto Esparza, “Reina de espadas”, óleo sobre papel, 24 x 35 cm, 2015. |