Mostrando las entradas con la etiqueta Elkin Restrepo. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Elkin Restrepo. Mostrar todas las entradas

lunes, agosto 15, 2016

Hallazgo


Como una pequeña escultura
desenterrada
y devuelta a su nicho en el templo.

De una perfección
que asombra en estos tiempos,
y que obliga a pensar
en el dominio del material
por su artífice,

en su musa inspiradora.

También en la maleable amalgama
que con mármol y piedras
de un color siempre vivo,
conformó y dio un soplo
a lo que la misma naturaleza desconocía.
A aquélla de la cual dar razón
de este modo y no de otro
—con su blanco y delicado vientre—
—con la altiva redondez de sus senos—
—con el amoroso ofrecimiento de su alma—,

mudándola en ídolo
y alojándola en un recinto,

pues tarea humana
es también fabricar la inmortalidad.

Y que ahora después de siglos
vuelve a su lugar,
—desenterrada y centelleante—,

permitiéndome así hablar de tu belleza.




La joven tarantina. Alexandre Schoenewerk, 1871. Musée d’Orsay, Paris.


Elkin Restrepo




En suerte


Si el camino que tomaras
no fuera el tuyo,

ni tuyo tampoco el salmo
que en la oscuridad pronuncias

(aquél que en verdad espanta
culpas y demonios).

Si el amor, dándote a escoger,
te negara
la mujer que sólo era tuya.

Si la vida en lugar de una cosa,
te diera otra,

y otro fuera el remedio
para tus males.

Si siendo tú,
fueras también ése o aquél,

¿qué cielo mirarían,
de quién recibirían perdón,
el blanco de tus huesos?

¿De qué Dios serían siervos
los dones que te pierden?

¿De quién los caminos
que no van a ningún lado?

Y saber que quien va,
nunca vuelve.






Elkin Restrepo