En la cueva de Pulaashiru’u
hay un nido de saberes antiguos, que he de alimentar.
Son cosas silenciosas, hermano.
Como la piedra de Aalasü,
que guardará nuestra sangre
más allá del último Wayuu.
Como el peñasco de Juliiluanar,
que encierra el misterio de los muertos.
Como el secreto que nos dice
que nunca estamos solos.