jueves, septiembre 28, 2017

El Silencio


La silenciosa noche. Aquí en el bosque
no distingo rumores, no, de ninguna especie.
Los gusanos trabajan.
Los pájaros de presa hacen lo suyo
(seguramente).
Pero no escucho nada.
Sólo el silencio que da miedo. Tan raro,
tan raro, tan escaso se ha vuelto en este mundo
que ya nadie se acuerda como suena,
ya nadie quiere
estar consigo mismo un instante.
Mañana
dejaremos de nuevo la verdadera vida para
mañana.
No asco de ser ni pesadumbre de estar vivo:
extrañeza de hallarse aquí y ahora en esta hora tan muda.
Silencio en este bosque, en esta casa
a la mitad del bosque.

¿Se habrá acabado el mundo?






José Emilio Pacheco


miércoles, septiembre 27, 2017

Llegada


¡Aquí estamos!
La palabra nos viene húmeda de los bosques,
y un sol enérgico nos amanece entre las venas.
El puño es fuerte
y tiene el remo.

En el ojo profundo duermen palmeras exorbitantes.
El grito se nos sale como una gota de oro virgen.
Nuestro pie,
duro y ancho,
aplasta el polvo en los caminos abandonados
y estrechos para nuestras filas.
Sabemos dónde nacen las aguas,
y las amamos porque empujaron nuestras canoas bajo
          los cielos rojos.
Nuestro canto
es como un músculo bajo la piel del alma,
nuestro sencillo canto.

Traemos el humo en la mañana,
y el fuego sobre la noche,
y el cuchillo, como un duro pedazo de luna,
apto para las pieles bárbaras;
traemos los caimanes en el fango,
y el arco que dispara nuestras ansias,
y el cinturón del trópico,
y el espíritu limpio.
Traemos
nuestro rasgo al perfil definitivo de América.

¡Eh, compañeros, aquí estamos!
La ciudad nos espera con sus palacios, tenues
como panales de abejas silvestres;
sus calles están secas como los ríos cuando no llueve en la montaña,
y sus casas nos miran con los ojos pávidos
          de las ventanas.
Los hombres antiguos nos darán leche y miel
y nos coronarán de hojas verdes.

¡Eh, compañeros, aquí estamos!
Bajo el sol
nuestra piel sudorosa reflejará los rostros húmedos
               de los vencidos,
y en la noche, mientras los astros ardan en la punta
               de nuestras llamas,
nuestra risa madrugará sobre los ríos y los pájaros.







Nicolás Guillén

La Canción Del Bongó


Esta es la canción del bongó:
Aquí el que más fino sea,
responde, si llamo yo.
Unos dicen: Ahora mismo,
otros dicen: Allá voy.
Pero mi repique bronco,
pero mi profunda voz,
convoca al negro y al blanco,
que bailan el mismo son,
cueripardos y almiprietos
más de sangre que de sol,
pues quien por fuera no es de noche,
por dentro ya oscureció.
Aquí el que más fino sea,
responde, si llamo yo.

En esta tierra, mulata
de africano y español
(Santa Bárbara de un lado,
del otro lado, Changó),
siempre falta algún abuelo,
cuando no sobra algún Don
y hay títulos de Castilla
con parientes en Bondó:
Vale más callarse, amigos,
y no menear la cuestión,
porque venimos de lejos,
y andamos de dos en dos.
Aquí el que más fino sea,
responde si llamo yo.

Habrá quién llegue a insultarme,
pero no de corazón;
habrá quién me escupa en público,
cuando a solas me besó...
A ése, le digo:
Compadre,
ya me pedirás perdón,
ya comerás de mi ajiaco,
ya me darás la razón,
ya me golpearás el cuero,
ya bailarás a mi voz,
ya pasearemos del brazo,
ya estarás donde yo estoy:
ya vendrás de abajo arriba,
¡que aquí el más alto soy yo!







Nicolás Guillén

martes, septiembre 26, 2017

Negra


A mi me dijeron negra
¡Dios mío! ¡Cuánto me reí!
Porque quien me lo dijera
no era más que un infeliz.

Uno de esos seres fatuos
que se encuentran por doquier
que no saben, que no saben
pero que creen saber.

Y adoptan poses y gestos
de persona superior;
y hablan con empaque austero
para impresionar mejor,

y van haciendo un desfile
de genios al por mayor,
para hacer ver que son dueños
de una gran erudición...

Y así nos hablan de Homero,
de Confucio o Cicerón,
e ignoran de aquí, a Zorrilla,
a Herrera y Reissig y a Rodó.

Tal el señor que con énfasis,
petulancia y rigidéz,
me señalara con mofa
la negrura de mi ser.

¿Acaso soy yo culpable
o debo sentir vergüenza,
por el color que me dio
la Madre Naturaleza?

Si es la vida un accidente
como el nacer y el morir
y en el correr de la vida,
puede el pigmento influir.

Hay mil distintos factores
que deben intervenir;
y eso, a un blanco como a un negro,
igual le puede ocurrir.

Natural que una piel blanca,
tersa y aterciopelada,
aunque no llene el espíritu,
llena siempre la mirada.

Y aun más, a quién lo deslumbra
el brillo de lo exterior,
por qué no ve las tinieblas
oculto en el interior...

El medio, la inteligencia,
el regimen que vivimos,
el grado de ilustración
e instrucción que recibimos.

Son las únicas causales
y por ende el gran factor,
lo demás... son derivados
de la línea de color...

En la mujer blanca o rubia
¿qué hay de superior a i?
si reuno las cualidades
que acabo de referir.

Somos hermanas gemelas
en el placer y en el sufrir
afines en sentimientos
en el pensar y en el sentir.

De iguales inclinaciones
en nuestra virginidad,
de instintos nobles o crueles
en nuestra maternidad.

Sólo no somos iguales
en el aspecto social,
porque a ello, se interpone
la hipócrita sociedad.




Groundbreaking, by Harmonia Rosales



Pilar Barrios


lunes, septiembre 25, 2017

El Poeta


Piensas que esto trabajo, esta vida despreocupada
Escuchar a la música algo y decirlo tuyo como si nada.
Y el ajeno scherzo juguetón meterlo en versos mañosos
Jurar que el pobre corazón gime en campos luminosos.
Y escucharle al bosque alguna cosa y a los pinos taciturnos ver
Mientras la cortina brumosa de niebla se alza por doquier.
Tomo lejos o a mi vera, sin sentir culpa a mi turno
Un poco de la vida artera y el resto al silencio nocturno.

Storybook, de Jeannette Woitzik


Anna Ajmátova

Versión de Rafael Alberti

A La Muerte


Si has de venir ¿por qué no ahora?
Te espero. Me siento muy mal.
He apagado la luz y te he abierto la puerta
a ti, tan sencilla y asombrosa.
Toma para esto cualquier forma,
irrumpe como granada arrojada,
o furtivamente, con una pesa, como un bandido experto.
O envenéname con el tufo del tifus.
O con un cuento inventado por ti,
conocido por todos hasta la náusea,
Para que yo vea la punta del gorro azul
y al portero, pálido de terror.
Todo me da igual ahora. Humea el Yenisei
y resplandece la estrella polar,
y el último horror vela
el brillo añil de los ojos amados.







Anna Ajmátova

Traducción de Jesús García Gabaldón

domingo, septiembre 24, 2017

Casa De Cuervos


porque te alimenté con esta realidad
                                    mal cocida
por tantas y tan pobres flores del mal
por este absurdo vuelo a ras de pantano
ego te absuelvo de mí
                                    laberinto hijo mío

no es tuya la culpa
ni mía
                                     pobre pequeño mío
del que hice este impecable retrato
forzando la oscuridad del día
párpados de miel
                     y la mejilla constelada
cerrada a cualquier roce
y la hermosísima distancia
de tu cuerpo
tu náusea es mía
la heredaste como heredan los peces
                                      la asfixia
y el color de tus ojos
es también el color de mi ceguera
bajo el que sombras tejen
                                      sombras y tentaciones
y es mía también la huella
de tu talón estrecho
                                      de arcángel
apenas posado en la entreabierta ventana
y nuestra
                                      para siempre
la música extranjera
de los cielos batientes
ahora leoncillo
                                      encarnación de mi amor
juegas con mis huesos
y te ocultas entre tu belleza
ciego sordo irredento
                                      casi saciado y libre
con tu sangre que ya no deja lugar
para nada ni nadie

aquí me tienes como siempre
dispuesta a la sorpresa
                       de tus pasos
a todas las primaveras que inventas
y destruyes
a tenderme                  nada infinita
                                       sobre el mundo
hierba ceniza peste fuego
a lo que quieras por una mirada tuya
                                       que ilumine mis restos
porque así es este amor
que nada comprende
                                        y nada puede
bebes el filtro y te duermes
en ese abismo lleno de ti
música que no ves
                                        colores dichos
largamente explicados al silencio
mezclados como se mezclan los sueños
hasta ese torpe gris
                                        que es despertar
en la gran palma de dios
calva vacía sin extremos
                                         y allí te encuentras
sola y perdida en tu alma
sin más obstáculo que tu cuerpo
sin más puerta que tu cuerpo
así este amor
uno solo y el mismo
                                         con tantos nombres
que a ninguno responde
y tú mirándome
como si no me conocieras
                                         marchándote
como se va la luz del mundo
sin promesas
                                          y otra vez este prado
este prado de negro fuego abandonado
otra vez esta casa vacía
que es mi cuerpo
a donde no has de volver




Pintura en homenaje a Casa De Cuervos




Blanca Varela




A Media Voz


la lentitud es belleza
copio estas líneas ajenas
respiro
             acepto la luz
bajo el aire ralo de noviembre
bajo la hierba sin color
bajo el cielo cascado y gris
            acepto el duelo

y la fiesta

no he llegado
no llegaré jamás
en el centro de todo está el poema
intacto sol
ineludible noche

sin volver la cabeza
merodeo su luz
                 su sombra
animal de palabras
husmeo su esplendor
su huella
            sus restos
todo para decir
que alguna vez
estuve atenta
desarmada
                  sola
casi en la muerte
casi en el fuego







Blanca Varela


¿Qué puedo hacer con este cuerpo mío irrepetible...


¿Qué puedo hacer con este cuerpo mío irrepetible,
que me ha sido dado?
¿A quién, dime, debo agradecer,
por la apacible alegría de respirar y vivir?

Yo soy el jardinero y soy la flor,
En la mazmorra del mundo no estoy solo.

En la eternidad del cristal ya se ha esparcido
Mi aliento y mi calor.

En él está impreso un signo,
Irreconocible hasta hace poco tiempo.

Ojalá la bruma se diluya en los instantes
Para que no borre el signo amado.






Osip Mandelstam

Versión de Jorge Bustamante García


sábado, septiembre 23, 2017

Golondrina


Olvidé la palabra que quería decir.
La golondrina ciega volverá a la morada de las sombras
con sus alas cortadas, para jugar con transparencias.
Una canción nocturna se canta en la languidez.
No se oyen los pájaros y la siempreviva no florece.
Se transparentan las crines de la manada nocturna,
en el río seco nada una canoa vacía
y entre los grillos deambula la palabra olvidada.
Crece lentamente como una tienda o un templo,
y, de repente, se arrojará a los pies,
enloquecida como Antígona, la golondrina muerta,
con ternura de Estigia y una rama verde.
Oh, si tan solo regresara el pudor de los dedos videntes
y la alegría prominente del reconocimiento.
Me da tanto miedo el sollozo de las Aónides,
las campanas, la interrupción y la niebla.
А los mortales le fue dado el poder de amar y conocer,
para ellos, el sonido se derrama en los dedos,
pero olvidé lo que quiero decir,
y el pensamiento incorpóreo
vuelve a la morada de las sombras.
No es lo que repite, Antígona, amiga,
la golondrina transparente.
Sobre los labios, como un hielo negro,
arde el recuerdo del sonido estigio.







Osip Mandelstam

Traducción del ruso de Natalia Litvinova



Habrá Estrellas


Habrá estrellas sobre el lugar por siempre;
Aunque la casa que amamos y la calle que nos encantó se pierdan,
Cada vez que la tierra circula su órbita
En la noche en que se atraviesa el equinoccio de otoño,
Dos estrellas que sabíamos, posadas en el pico de la medianoche
Llegarán a su cenit; profunda será la quietud;
Habrá estrellas sobre el lugar por siempre,
Habrá estrellas por siempre, mientras nosotros dormimos.







Sara Teasdale

Traducción de Ricardo Rodríguez



viernes, septiembre 22, 2017

There Will Be Stars



There will be stars over the place forever;
Though the house we loved and the street we loved are lost,
Every time the earth circles her orbit
On the night the autumn equinox is crossed,
Two stars we knew, poised on the peak of midnight
Will reach their zenith; stillness will be deep;
There will be stars over the place forever,
There will be stars forever, while we sleep.










Sara Teasdale


miércoles, septiembre 20, 2017

La Pantera


Su mirada, cansada de ver pasar
las rejas, ya no retiene nada más.
Cree que el mundo está hecho
de miles de rejas y, más allá, la nada.

Con su caminar blando, pasos flexibles y fuertes,
gira en redondo en un círculo estrecho;
al igual que una danza de fuerzas en torno a un centro
en el que, alerta, reside una voluntad imponente.

Algunas veces, se alza el telón de sus párpados,
mudo. Una imagen viaja hacia dentro,
recorre la calma en tensión de sus miembros
y, cuando cae en su corazón, se funde y desvanece.








Rainer María Rilke


Traducido por Lluís Viñas Marcus


Der Panther


Sein Blick ist vom Vorübergehn der Stäbe
so müd geworden, dass er nichts mehr hält.
Ihm ist, als ob es tausend Stäbe gäbe
und hinter tausend Stäben keine Welt.

Der weiche Gang geschmeidig starker Schritte,
der sich im allerkleinsten Kreise dreht,
ist wie ein Tanz von Kraft um eine Mitte,
in der betäubt ein großer Wille steht.

Nur manchmal schiebt der Vorhang der Pupille
sich lautlos auf -. Dann geht ein Bild hinein,
geht durch der Glieder angespannte Stille –
und hört im Herzen auf zu sein.







Rainer Maria Rilke

miércoles, septiembre 13, 2017

Sucio, Mal Vestido


En el camino de los perros mi alma encontró
a mi corazón. Destrozado, pero vivo,
sucio, mal vestido y lleno de amor.
En el camino de los perros, allí donde no quiere ir nadie.
Un camino que sólo recorren los poetas
cuando ya no les queda nada por hacer.
¡Pero yo tenía tantas cosas que hacer todavía!
Y sin embargo allí estaba: haciéndome matar
por las hormigas rojas y también
por las hormigas negras, recorriendo las aldeas
vacías: el espanto que se elevaba
hasta tocar las estrellas.
Un chileno educado en México lo puede soportar todo,
pensaba, pero no era verdad.
Por las noches mi corazón lloraba. El río del ser, decían
unos labios afiebrados que luego descubrí eran los míos,
el río del ser, el río del ser, el éxtasis
que se pliega en la ribera de estas aldeas abandonadas.
Sumulistas y teólogos, adivinadores
y salteadores de caminos emergieron
como realidades acuáticas en medio de una realidad metálica.
Sólo la fiebre y la poesía provocan visiones.
Sólo el amor y la memoria.
No estos caminos ni estas llanuras.
No estos laberintos.
Hasta que por fin mi alma encontró a mi corazón.
Estaba enfermo, es cierto, pero estaba vivo.






Roberto Bolaño