lunes, enero 22, 2018

En Una Estación Del Metro


Desventurados los que divisaron
a una muchacha en el Metro

y se enamoraron de golpe
y la siguieron enloquecidos

y la perdieron para siempre entre la multitud

Porque ellos serán condenados
a vagar sin rumbo por la estaciones

y a llorar con las canciones de amor
que los músicos ambulantes entonan en los túneles

Y quizás el amor no es más que eso:

una mujer o un hombre que desciende de un carro
en cualquier estación del Metro

y resplandece unos segundos
y se pierde en la noche sin nombre






Óscar Hahn


domingo, enero 21, 2018

Resurrecciones


Algo se muere en mí todos los días;
la hora que se aleja me arrebata,
del tiempo en insonora catarata,
salud, amor, ensueños y alegrías.

Al evocar las ilusiones mías, Pienso:
«¡yo, no soy yo!» ¿por qué, insensata,
la misma vida con su soplo mata
mi antiguo ser, tras lentas agonías?

Soy un extraño ante mis propios ojos,
un nuevo soñador, un peregrino
que ayer pisaba flores y hoy... abrojos.

Y en todo instante, es tal mi desconcierto,
que, ante mi muerte próxima, imagino
que muchas veces en la vida... he muerto.






Julio Florez


Flores Negras


Oye: bajo las ruinas de mis pasiones,
y en el fondo de esta alma que ya no alegras,
entre polvos de ensueños y de ilusiones
yacen entumecidas mis flores negras.

Ellas son el recuerdo de aquellas horas
en que presa en mis brazos te adormecías,
mientras yo suspiraba por las auroras
de tus ojos, auroras que no eran mías.

Ellas son mis dolores, capullos hechos;
los intensos dolores que en mis entrañas
sepultan sus raíces, cual los helechos
en las húmedas grietas de las montañas.

Ellas son tus desdenes y tus reproches
ocultos en esta alma que ya no alegras;
son, por eso, tan negras como las noches
de los gélidos polos, mis flores negras.

Guarda, pues, este triste, débil manojo,
que te ofrezco de aquellas flores sombrías;
guárdalo, nada temas, es un despojo
del jardín de mis hondas melancolías.







Julio Florez


La Acción Subversiva De La Poesía

sábado, enero 20, 2018

What The Doctor Said


He said it doesn't look good
he said it looks bad in fact real bad
he said I counted thirty-two of them on one lung before
I quit counting them
I said I'm glad I wouldn't want to know
about any more being there than that
he said are you a religious man do you kneel down
in forest groves and let yourself ask for help
when you come to a waterfall
mist blowing against your face and arms
do you stop and ask for understanding at those moments
I said not yet but I intend to start today
he said I'm real sorry he said
I wish I had some other kind of news to give you
I said Amen and he said something else
I didn't catch and not knowing what else to do
and not wanting him to have to repeat it
and me to have to fully digest it
I just looked at him
for a minute and he looked back it was then
I jumped up and shook hands with this man who'd just given me
something no one else on earth had ever given me
I may have even thanked him habit being so strong





Picture by Bonnie Schiffman



Raymond Carver



This Morning



This morning was something.
A little snow

lay on the ground.
The sun floated in a clear blue sky.
The sea was blue, and blue-green,
as far as the eye could see.

Scarcely a ripple.
Calm.
I dressed and went
for a walk -- determined not to return
until I took in what Nature had to offer.

I passed close to some old, bent-over trees.

Crossed a field strewn with rocks
where snow had drifted.
Kept going
until I reached the bluff.

Where I gazed at the sea, and the sky, and
the gulls wheeling over the white beach
far below.
All lovely.
All bathed in a pure
cold light.
But, as usual, my thoughts
began to wander.
I had to will
myself to see what I was seeing
and nothing else.
I had to tell myself this is what
mattered, not the other.
(And I did see it,
for a minute or two!) For a minute or two
it crowded out the usual musings on
what was right, and what was wrong -- duty,
tender memories, thoughts of death, how I should treat
with my former wife.
All the things
I hoped would go away this morning.

The stuff I live with every day.
What
I've trampled on in order to stay alive.

But for a minute or two I did forget
myself and everything else.
I know I did.

For when I turned back i didn't know
where I was.
Until some birds rose up
from the gnarled trees.
And flew
in the direction I needed to be going.






Raymond Carver 



viernes, enero 19, 2018

Levantar el papel donde escribimos...


Levantar el papel donde escribimos
y revisar mejor debajo

Levantar cada palabra que encontramos
y examinar mejor debajo

Levantar cada hombre
y observar mejor debajo

Levantar a la muerte
y escudriñar mejor debajo

Y si miramos bien
siempre hallaremos otra huella.
No servirá para poner el pie
ni para aposentar el pensamiento
pero ella nos probará
que alguien más ha pasado por aquí.



Roberto Juarroz



El centro del amor...


El centro del amor
no siempre coincide
con el centro de la vida.
Ambos centros se buscan entonces
como dos animales atribulados.
Pero casi nunca se encuentran,
porque la clave de la coincidencia es otra:
nacer juntos.
Nacer juntos,
como debieran nacer y morir
todos los amantes.





Roberto Juarroz


miércoles, enero 17, 2018

Canto En El Sur


Esta noche, en el Sur,
me he mirado en tus ojos.

Soy como tú,
de piel morena, oscura, oscura,
con estrellas heridas por adentro
y por fuera sudor, cáscara ruda.

Tengo la sangre hirviendo
como un sinuoso trueno derramado;
tengo las manos ásperas
como herramientas duras y soleadas;
tengo los ojos lúbricos
como lúbricas raíces.

Esta noche, en el Sur,
me he mirado en tus ojos.

Te vi ayer en el Norte;
vi en el Norte lo mismo, el mismo
y primario dolor sobre los cuerpos,
el aguardiente galopando a sorbos
y lo demás lo mismo: el mismo
brazo sudando a contraluz sangrienta,
el mayoral que brama entre los árboles,
los mismos ojos sin calor, la misma
temblorosa epilepsia del sudor,
los mismos exprimidos, los mismos coronados!

Esta noche, en el Sur,
me he mirado en tus ojos.

Soy como tú,
la misma turbulencia contra el mismo espejismo,
idéntico remanso bajo la misma noche.

Conservo el sortilegio
de estas zonas arbóreas que me cercan.
Tengo la risa ronca
y estas anchas tristezas.

De piel morena, oscura,
pisando en el calor exasperado.





Elvio Romero


martes, enero 16, 2018

Al Amor Un Nombre


Quizá porque en ti se asombran
las cosas, voy reinventando
un nuevo nombre a las cosas.

Quizá por eso buscamos
signarle un color distinto
a todo cuanto abrazamos.

Al amor un nombre. Al árbol
que nos cobija. Al silencio
que se reduce en tus brazos.

Quizá empezaran contigo
a renovarse las hojas
con que me abrigo y te abrigo.

Y a reinventarse el lucero
ese brillo enamorado
del bosque de tus cabellos.

¿Todo es hoy? ¿Hubo pasado?
¿Alguna huella de un beso
que su sello haya dejado?

¿Acaso no haya memoria
de aquel rostro, aquellos ojos,
de otros nombres y otras sombras?

¿Contigo el futuro empieza?
¿Contigo el pasado muere?
¿Contigo el presente sueña?

Quizá porque todo ahora
contigo canta, debiera
reinventarme cada cosa.

O porque viejos recuerdos
de los ojos se me borran.




Nocturno, Alejandro GM



Elvio Romero




lunes, enero 15, 2018

La Concha


Tal vez no me necesites,
Noche; de la vorágine mundial
Yo fui lanzado a tu orilla
Como una concha sin perlas.

Indiferente, tú espumas las olas
Y cantas tercamente,
Pero llegará el día en que amarás
La inútil mentira de la concha.

Tú te acuestas a su lado en la arena,
Te vistes con su casulla
Y con ella construyes una gran campana
Irrompible entre las olas.

Y a las paredes de la frágil concha,
Como a la casa del corazón vacío,
Las llenarás con murmullos de espuma,
Con viento, bruma y lluvia...







Osip Mandelstam

Versión de Jorge Bustamante García



Hacia la tierra vacía, cojeando sin querer...


I


Hacia la tierra vacía, cojeando sin querer,
con desigual y dulce paso
ella camina, adelantándose apenas
a su rápida amiga y al joven que le lleva un año.
La arrastra la libertad oprimida
del defecto que la anima.
Y parece que una clara sospecha
no quiere detenerse a su paso.
Esta temprana primavera
es para nosotros madre
de un cuerpo muerto.
Y todo va a comenzar eternamente.


II


Hay mujeres que nacieron en una húmeda tierra.
Cada uno de sus pasos es un sollozo sonoro,
y su vocación, acompañar a los muertos
y ser las primeras en saludar a los que resucitan.
Pedirles caricias es un crimen
y separarse de ellas, imposible.
Hoy ángel y mañana gusano en una tumba
y pasado mañana sólo un contorno difuso.
Lo que fue un paso se hace inaccesible.
Las flores son inmortales. El cielo, denso.
Y el futuro, sólo una promesa.







Osip Mandelstam

Traducción de Jesús García Gabaldón



El Ajedrez De México



El sol amodorrado.
El polvo amodorrado se derrumba por el camino.
El tañido amodorrado del espejismo.
El gemido amodorrado de un buey.
Flotan bamboleándose con modorra
un sombrero y otro sombrero;
el primer peón,
el segundo peón,
el tercer peón.

En castellano el peón es el campesino más pobre.
Y es también
la figura más pequeña del ajedrez.
Sacrificar al peón es una ley de todos los partidos.
El triste ajedrez de América Latina
es una burla amarga para ustedes:
primer peón,
segundo peón,
tercer peón.

Los pedacitos de la tierra campesina
son las casillas de este tablero tan cruel.
Con ustedes, los héroes del machete,
juegan desde los tiempos más lejanos
las manos sucias que no huelen nunca
como huele el mango salado del machete.
Juegan con el primer peón,
con el segundo peón,
con el tercer peón.

¡Qué lástima, señores socios del ajedrecismo político,
que este tablero no sea liso!
¡Sería magnífico nivelar estas incómodas montañas!
¡No dejan jugar!
¡Afuera estas torpes palmas y estas cabañas!
Y la muerte mete en su sombrero,
brillante por fuera, pero negro por dentro,
los mete a ustedes:
el primer peón,
el segundo peón,
el tercer peón.

¡Traición, hermanos peones!
¡Quitaron del tablero a Emiliano Zapata y Pancho Villa!
El peón que cumplió su papel
no es necesario para los señores ajedrecistas.
Nos sacan a todos del tablero
o el puño de hierro,
o -dos dedos, tan tiernos,
quitan al primer peón,
al segundo peón,
al tercer peón.

Cuántos peones cayeron
sin cantar hasta el fin La cucaracha.
Ellos no se convirtieron en reyes.
¡Las patadas son tan duras!
Pero dentro de los muertos
se ocultan los reyes,
asesinados en los peones;
en el primer peón,
en el segundo peón,
en el tercer peón.

¿Cuándo cambiaremos las reglas
de este maldito juego?
¿Cuándo?
La respuesta es como machete en su vaina.
¿Cuándo cambiaremos las reglas?
Contestadme;
el primer peón,
el segundo peón,
el tercer peón...

¡Viva el quinto peón!







Yevgeny Yevtushenko


Escrito originalmente en español


Wounds


I have been wounded so often and so painfully,
dragging my way home at the merest crawl,
impaled not only by malicious tongues-
one can be wounded even by a petal.


And I myself have wounded-quite unwittingly-
with casual tenderness while passing by,
and later someone felt the pain,
it was like walking barefoot over the ice.

So why do I step upon the ruins
of those most near and dear to me,
I, who can be so simply and so sharply wounded
and can wound others with such deadly ease?








Yevgeny Yevtushenko

Translated by Arthur Boyars and Simon Franklin 



domingo, enero 14, 2018

Le Blessé


Pour le mur d'un hôpital de sang.



I


À travers les champs après la lutte se répandent les blessés.
Et de cette étendue de corps combattants
bondit un champ de blé aux jets chauds, répandus
en rauques fontaines.

Le sang pleut toujours vers le haut, vers le ciel.
Et les blessures sonnent comme des conques,
quand il y a dans les blessures la célérité du vol,
l'essence des vagues.

Le sang fleure la mer, a la saveur de la mer et de la cave.
La cave de la mer, du vin courageux, éclate
là où le blessé palpitant se noie,
et fleurit, et se trouve.

Je suis blessé, regardez-moi: j'ai besoin d'autres vies.
Celle qui m'habite ne suffit pas pour la grande tâche
pleine du sang que je voudrais perdre par mes blessures.
Dites qui ne fut jamais blessé.

Ma vie est une blessure de joyeuse jeunesse.
Malheureux celui qui n'est pas blessé, qui ne se sent jamais
blessé par la vie, qui ne se repose pas sur la vie 
joyeusement blessé!
Si l'on va avec joie aux hôpitaux,
ils deviennent des jardins de blessures entrouvertes,
de lauriers-roses fleuris devant la chirurgie
des portes ensanglantées.






II


Pour la liberté, mes jeux et mes mains,
comme un arbre charnel, généreux et captif,
je les donne aux chirurgiens.

Pour la liberté je sens davantage de cœurs
que de sables dans ma poitrine: ils donnent de l'écume à mes veines
et je rentre dans les hôpitaux, et je rentre dans les ouates
comme dans des lys.

Pour la liberté, je me défais à coups de feu
de ceux qui ont roulé sa statue dans la boue.
Et je me défais violemment de mes pieds, de mes bras,
de ma maison, de tout.

Parce que là où des orbites vides verront le jour,
elle mettra deux pierres qui regarderont le futur,
et elle fera que de nouveaux bras et de nouvelles jambes poussent
dans la chair abattue.

Retourneront ailées de sève sans automne
les reliques de mon corps que je perds à chaque blessure.
Parce que je suis comme l'arbre abattu, qui reverdit:
parce que j'ai encore la vie.





Miguel Hernández & Pabellón de Palabras & Le Blessé
Champ de blé aux corbeaux, Vincent Van Gogh



Miguel Hernández


Traduction de Sara Solivella et Philippe Leigne