Oh, Gran Dios del Frío y del Invierno,
Envuelve la tierra en una manta de hielo
Y congela a los pobres en sus camas.
A quienes el abrigo no alcanza
Para mantenerlos calientes,
Ni la comida, para mantenerlos fuertes...
Congélalos, Dios mío.
Permite a sus miembros caer rígidos
Y a sus corazones, dejar de latir.
Entonces mañana despertarán
En algún rico reino de ninguna parte
Donde la nada es el todo y
Todo es la nada.
Donde la nada es el todo y
Todo es la nada.
Edvard Munch: Noche De Invierno |
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