los hombres se echan a las calles
para celebrar la llegada de la noche
un son de flauta entra delgado en el oído
y otra vez son las plazas lugares de fiesta
donde las niñas que cruzan con la espalda desnuda
las miradas de los cajeros adolescentes
repiten los movimientos de un antiguo baile
sagrado
y en la algarabía
de los vendedores de fruta
olvidados dioses hablan
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