martes, septiembre 01, 2015

Chofer

Abandoné códigos
y un dudoso colegaje
a los veintisiete años.


Sólo entonces descubrí
que la precaria felicidad
que a todo hombre se debe
era para mí
esta hora de penumbra en la cabina
interrumpida apenas
por la tímida luz del dial
proyectada en la palanca de cambios.





Orlando Gallo Isaza

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