No, no. Tranquilo
en su sillón. No
vine a pedirle limosna, ni chamba de
mínimo o lazo de colores en el cuello
para mí o algún pariente
con el Cristo de espaldas...
Quienes están acomodados,
quienes están subiendo,
subiendo desde abajo,
lo ven llegar a uno,
y creen que es a pedirles algo,
y yo noooo... A mí no me gusta pedir;
voy de paso por aquí. Me acordé
de antes,
cuando crecíamos en el barrio
sueños en las esquinas,
y decidí entrar a saludarlo
pero no se preocupe,
respire tranquilo en su sillón,
relajado mire por los ventanales la miseria
que se encarama a las montañas,
y yo sigo mi acera al no recuerdo
para no arañarlo ni herirme yo el pensamiento.
en su sillón. No
vine a pedirle limosna, ni chamba de
mínimo o lazo de colores en el cuello
para mí o algún pariente
con el Cristo de espaldas...
Quienes están acomodados,
quienes están subiendo,
subiendo desde abajo,
lo ven llegar a uno,
y creen que es a pedirles algo,
y yo noooo... A mí no me gusta pedir;
voy de paso por aquí. Me acordé
de antes,
cuando crecíamos en el barrio
sueños en las esquinas,
y decidí entrar a saludarlo
pero no se preocupe,
respire tranquilo en su sillón,
relajado mire por los ventanales la miseria
que se encarama a las montañas,
y yo sigo mi acera al no recuerdo
para no arañarlo ni herirme yo el pensamiento.
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