I
Prisión que a viles cosas da mi mente.
Mas te miro y me ves hombre indigente
Que el ojo ajeno vuelve hacia la nada.
Desnudo en tu desnudo, soy mirada
Que mira con la lengua que te miente,
Con el miembro que empuja mi simiente
Al vientre que me tiende la celada.
Los ojos cierro y ya no estás. Has muerto.
He muerto y aquí estoy, como las cosas,
Ciego en el esplendor del mundo cierto.
No me miro existir. Nos junta en vano
Mi sombra en tus pupilas rencorosas.
Arrojamos del mundo a nuestro hermano.
II
Después de todo haber vivido, muere
Con la frente quebrada por los dioses.
Contra mi madre lanza inicuas voces
Por parirme en la mano que me hiere.
Obrar como el deseo es lo que quiere
Para negar la carne de mis goces.
¡Las venas me cortara ante los dioses
Sin que en mi hermano infiel el duelo impere!
Otro, lector, hermano incompetente,
Mi ajeno yo, converso, te reclama,
Adula un corazón que nada siente.
Tu faz escupo. Ignoras quién te ama.
La soledad te aparta abyectamente.
Mas me quemo en tu ira, soy tu llama.
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