Entre muchachas tiernas siendo casi un niño
leí a Anacreonte. Catulo y Marcial señalándome
el camino mi juventud íntegra pervirtieron.
Por gracia de unos cantos populares del siglo primero
de esta era inculta que rechaza el cuerpo,
conocí en pleno ejercicio el Culto Enhiesto.
Con mi más amada muchacha recité de memoria
a Amaru, tranquilo. En la cima de mis facultades
mis versos de Amor compongo entre flores e insectos.
Los más lascivos y húmedos, te los diré al oído, en secreto.
Cayus Generosus Erigo
Traducción de Justo Ernesto Paladín.
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